Un estudio efectuado por investigadores de la Universidad de California en Riverside responsabiliza a Júpiter del carácter inhóspito de Venus y su condición de “infierno sofocante y sin agua”.
Los resultados de este trabajo fueron publicados en el Planetary Science Journal.
Júpiter posee una masa dos veces y media la de todos los demás planetas combinados del Sistema Solar.
A raíz de este gigantesco tamaño, tiene la capacidad de alterar las órbitas de otros planetas.
Venus habitable
Para los investigadores, los planetas que carecen de agua líquida son incapaces de albergar la vida tal como la conocemos.
Venus pudo haber perdido algo de agua en un principio por distintas razones. Sin embargo, el movimiento de Júpiter probablemente encauzó a Venus hacia su actual estado inhóspito.
«Una de las cosas interesantes de Venus de hoy es que su órbita es casi perfectamente circular. Con este proyecto, quería explorar si la órbita siempre ha sido circular y, de no ser así, ¿cuáles son las implicaciones de eso?”, se preguntó el astrobiólogo Stephen Kane, uno de los autores del estudio.
Kane diseñó un modelo que simulaba el Sistema Solar, calculando la ubicación de todos los planetas en un determinado momento, y de qué forma se atraían entre sí en diferentes direcciones.
Los científicos le otorgaron distintos valores a la excentricidad orbital de los planetas. Actualmente, la órbita de Venus se mide en 0.006, que es la más circular de cualquier planeta del Sistema Solar.
Sin embargo, el modelo diseñado por Kane muestra que cuando Júpiter estaba más cerca del Sol, hace un billón (1,000 millones) de años, Venus probablemente tenía una excentricidad de 0.3, y hay una probabilidad mucho mayor de que en ese entonces fuera habitable.
“A medida que Júpiter emigraba, Venus habría experimentado cambios dramáticos en el clima, calentándose, enfriando y perdiendo cada vez más su agua en la atmósfera”, agrega Kane.
De esta forma, asegura el autor, resulta interesante comprender qué pudo haber pasado con Venus, planeta que alguna vez fue habitable, pero que ahora posee temperaturas de hasta 426 grados Celsius.