En una novela de misterio posiblemente los asesinatos ocurran a la luz de la luna en una oscura noche en el medio de un bosque, y aunque la realidad logra con creces superar la ficción, lo cierto es que la ciencia siempre ayuda a resolver hasta los más «perfectos» crímenes.
En un artículo de ‘Science & Society’ publicado en la revista ‘Trends in Plant Science’, los autores discuten como las plantas y la corteza de los árboles podría ayudar a detectar cadáveres humanos, tras provocarse cambios en la química de la planta como señal de algo cercano en descomposición.
«El proceso de descomposición humana proporciona cambios físicos y químicos inevitables y predecibles en todo el cuerpo. El ecosistema alrededor de un ser humano en descomposición se conoce como la isla de descomposición de cadáveres. Los compuestos químicos y microbios de los seres humanos en descomposición (el ‘necrobioma’) alteran inevitablemente tanto la química del suelo como los microbiomas. Además, se deduce que los cambios en el entorno que rodea a las raíces de las plantas (la rizosfera) podrían provocar cambios en la composición foliar de las plantas que podrían detectarse de forma remota», sostiene la publicación.
El estudio confirma que la descomposición de los cuerpos humanos libera un gran flujo de nitrógeno, por tanto un efecto predecible sería la alteración del espectro foliar en la vegetación cercana y se convertiría en amonio, esto aunque puede ser tóxico para los vegetales, también podría generar un ‘efecto reverdecimiento’, ya que el contenido de nitrógeno de las hojas está asociado con una mayor producción de clorofila en las plantas.
Las condiciones de vida de una persona antes de su fallecimiento también puede entregar interesantes luces, como cuenta el artículo:
«Una persona que fumaba cigarrillos con frecuencia, tenía una carrera en la fabricación o vivía en un lugar con alta contaminación ambiental puede tener una mayor exposición al cadmio. El cadmio tiene una vida media prolongada en el cuerpo humano, y las concentraciones en la corteza renal de los humanos son típicamente de hasta 15 mg / g de tejido. En las plantas, el cadmio se absorbe fácilmente y la acumulación en las plantas se ha utilizado como marcador de contaminación a lo largo de carreteras y regiones locales. Además, se ha demostrado que la acumulación de cadmio afecta el fotosistema II en los cloroplastos, alterando así las características espectrales de las hojas de las plantas, lo que permite la detección espectroscópica», comenta el informe.
La conclusión de la investigación es que con el análisis de big data, inteligencia artificial, tecnología de sensores y uso de drones en zonas boscosas, se podría hacer un cruce que ayude a los forenses.