En los últimos dos siglos, el campo magnético de la Tierra, que depende del movimiento del núcleo de hierro líquido del interior del planeta, ha perdido casi el 10 por ciento de su fuerza. Paralelamente, una gran región entre África y América del Sur, conocida como la Anomalía del Atlántico Sur, presenta un marcado debilitamiento en 50 años y crece hacia el oeste.
En los pasados 20 millones de años, los polos se han invertido 100 veces y el próximo parece estar a la vuelta de la esquina en términos geológicos. Con una población mundial interconectada de poco menos de ocho billones (8,000 millones) de habitantes, las consecuencias serían cataclísmicas.
Así lo planteó el periódico español ABC: “Primero, perderíamos los satélites de comunicaciones de las órbitas más lejanas. Después, sería imposible establecer comunicaciones con los astronautas y los satélites de la órbita baja. Por último, cuando la Tierra ya estuviera en una nueva ‘edad de piedra’, sin satélites, los rayos cósmicos comenzarían a bombardear y a envenenar con su radiación a cada persona”.
Si bien el desempeño del campo magnético es observable con satélites, el conocimiento científico sobre cómo ha ocurrido este fenómeno en el tiempo es extremadamente limitado, según Sky News. Por lo mismo, cobra relevancia el último descubrimiento de investigadores del Reino Unido y Estados Unidos.
El trabajo encontró que el remolino de hierro fundido que se encuentra a 2.800 kilómetros (1,740 millas) debajo de la superficie de la Tierra cambia de dirección mucho más rápido de lo que se pensaba: hace 39,000 años, viene moviéndose 2.5 grados por temporada.
“En el ejemplo más claro de los analizados, el cambio se asoció con un debilitamiento local del campo magnético cerca de la costa oeste de América Central, llamado evento de Laschamp, que fue una breve y rápida inversión del campo magnético de la Tierra” ocurrida hace unos 40,000 años, planteó el medio británico.
En aquella ocasión, “el planeta fue bombardeado con más rayos cósmicos de lo habitual, causando un pico enorme en elementos radiactivos, que se pueden observar en el hielo que data de ese período”.
Sky News añadió que Chris Davies, profesor asociado de la Universidad de Leeds, y su colega Catherine Constable, de la Institución Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego, “han adoptado un nuevo enfoque para analizar qué significan estos cambios para la protección de la Tierra”.
Luego de realizaron simulaciones por computadora de cómo se genera el campo magnético y cómo ha variado en los últimos 100,000 años, descubrieron que podría cambiar rápidamente.
“Descubrieron que la dirección del campo magnético podría moverse 10 veces más rápido del máximo establecido por la ciencia y demostraron cómo estos cambios están asociados con el debilitamiento local del campo, como en la Anomalía del Atlántico Sur”, fundamentó.
El académico inglés explicó que la pesquisa descubrió que los cambios rápidos en el movimiento del campo magnético generalmente ocurrían en áreas donde estaba inusualmente débil.
«Dado que estos rápidos cambios representan algunos de los comportamientos más extremos del núcleo líquido, podrían proporcionar información importante sobre el comportamiento del interior de la Tierra», sostuvo.
En cualquier caso, saber si las simulaciones reflejan con precisión el comportamiento del campo geomagnético puede ser “muy difícil”, admitió Constable.
«En este caso, hemos podido mostrar un calce bastante exacto tanto en las tasas de cambio como en la ubicación general de los eventos más extremos. El estudio de la dinámica evolutiva en estas simulaciones ofrece una estrategia útil para documentar cómo ocurren estos cambios tan rápidos y si también se encuentran en tiempos de polaridad magnética estable como lo que estamos experimentando hoy», finalizó.