El planeta entero mantiene una férrea lucha contra el COVID-19. La pandemia originada por esta enfermedad, asoma como una de las amenazas sanitarias más grandes que hemos enfrentado en el último tiempo.
A esta altura, con más de un millón de muertes a nivel mundial, cualquier intento que busque frenar el avance del virus vale la pena, incluso si eso incluye infectar intencionalmente a algunos pacientes voluntarios.
Científicos del Imperial College han propuesto un polémico y discutido método de exposición deliberada, conocido como ensayo «Desafío humano».
De acuerdo a los expertos, esta estrategia incluiría infectar deliberadamente a un grupo de pacientes voluntarios a comienzos de 2021, para estudiar cómo responden las personas vacunadas al ser expuestas al virus.
Esto podría acelerar el hallazgo de una vacuna eficaz contra el coronavirus y marcaría una diferencia respecto al modo en que se llevan a cabo los estudios de la vacuna, los cuales obligan a esperar a que las personas vacunadas se «encuentren» con el virus en sus hogares y comunidades.
¿Cómo se llevaría a cabo?
Los científicos comenzarían suministrando dosis minúsculas del virus a pequeños grupos de voluntarios que no han sido vacunados, para determinar cuál sería la dosis más baja que los infectaría de manera fiable.
El proceso partiría en enero de 2021 en un hospital del norte de Londres. Luego, los voluntarios recibirán una vacuna y se expondrán a esta dosis calibrada del virus.
Si bien aún falta la aprobación de la agencia británica de regulación de medicamentos, el gobierno ya ha anunciado que asignará 34 millones de libras ($44 millones de dólares) en fondos públicos, según The New York Times.
La primera ronda de voluntarios consistirá en noventa adultos sanos de entre 18 y 30 años. Si no se infectan suficientes participantes, los encargados tratarán de exponer a los voluntarios a una dosis más alta.
Una vez que se haya decidido la dosis, comenzará el proceso de comparación de los candidatos a la vacuna, inmunizando al siguiente grupo de voluntarios y luego exponiéndolos al virus.
«Infectar deliberadamente a los voluntarios con un patógeno humano conocido nunca se hace a la ligera», explicó el profesor Peter Openshaw, inmunólogo y coinvestigador del estudio.
«Sin embargo, tales estudios son enormemente informativos sobre una enfermedad, incluso una tan bien estudiada como el COVID-19», agregó.
Los encargados de este método también han asegurado que el riesgo de que alguno de los pacientes voluntarios termine gravemente enfermo o muerto es muy bajo, especialmente porque se trabajará con personas sanas y jóvenes.