El tilacino, el extinto icono australiano conocido coloquialmente como tigre de Tasmania, era solo la mitad de grande de lo que se pensaba. Así lo reveló un estudio del Instituto de Descubrimiento de Biomedicina y la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Monash.
Utilizando un análisis 3D, la investigación reveló que el tilacino pesaba en promedio unos 17 kilogramos. Es decir, un poco más de la mitad del tamaño de los 29.5 kilogramos estimados históricamente.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the Royal Society, desentrañó el misterio del tamaño del extinto animal, gracias a una combinación de técnicas de medición tradicionales, métodos volumétricos y de escaneo tridimensional (3D) avanzados, además de una base de datos de 93 tilacinos de seis países.
Los investigadores detectaron diferencias en el tamaño corporal promedio entre machos y hembras, que alcanzaban una media de 19.7 kilogramos y 13.7 kilogramos, respectivamente. El promedio general fue de 16.7 kilogramos, debajo del umbral de 21 kilos estimado para que depredadores puedan capturar presas más grandes.
“Este resultado también desafía fundamentalmente las opiniones anteriores sobre los tilacinos como carnívoros y subraya que los tilacinos eran un depredador que evolucionó para consumir presas más pequeñas que ellos”, afirmó Justin Adams, del Instituto de Descubrimiento de Biomedicina de Monash.
Aunque se extinguió en la década de 1930 y existen algunos registros fílmicos y fotográficos, la especie es un verdadero enigma, ya que existen escasas evidencias directas que apoyen la comprensión sobre su comportamiento y biología.
«Nos gustaría ver cómo cazaba el tilacino y qué tipo de presa podría capturar. Esta es nuestra mirada más cercana hasta ahora a un ingrediente esencial del comportamiento del depredador, qué tan grande era realmente», agregó Alistair Evans, de la Facultad de Ciencias Biológicas.
Las estimaciones de masa corporal lo instalan como un especialista en presas pequeñas, desafiando las interpretaciones previas de ellos como convergentes con especies, como los lobos, que se especializan en la caza de presas sustancialmente más grandes que ellos.
A juicio del investigador Douglass Rovinsky, que encabezó el estudio, muchos de los informes de periódicos del siglo XIX podrían haber sido “cuentos fantásticos”, para que el tilacino apareciera “más grande, más impresionante y más peligroso” de lo que en realidad era.
“Reescribir el tilacino como un animal más pequeño cambia la forma en que vemos su posición en el ecosistema australiano, porque lo que un depredador puede (y necesita) comer depende en gran medida de su tamaño”, precisó.