Cerca de 380 ballenas piloto de aleta larga (Globicephala melas) han muerto en las costas de la isla de Tasmania, en el sur de Australia.
En total, han sido 480 ballenas las que han varado en ese territorio desde el lunes 2 de septiembre, sin embargo, personal de rescate ya ha conseguido salvar a cerca de un centenar de ejemplares.
De acuerdo con los especialistas, sería el peor evento de este tipo registrado en los últimos 100 años.
Durante la última semana, servicios de emergencias y organizaciones animalistas han trabajado en conjunto para intentar salvar al mayor número de ballenas.
No obstante, la marea alta y las condiciones del terreno han dificultado las labores de rescate de estos animales que pueden alcanzar hasta los 7 metros de longitud y las 2.5 toneladas de peso.
Riesgo de accidente
Una vez que se completen las labores de rescate, las autoridades locales deberán determinar qué hacer con los cuerpos que aún permanecen en el agua y que se han convertido en un verdadero riesgo para las embarcaciones del lugar.
Al cierre de esta nota, se desconocían las causas que pudieron originar este verdadero desastre medioambiental. Sin embargo, investigadores piensan que en ocasiones estos cetáceos se desvían de sus rutas y se quedan varados en aguas de poca profundidad.
Se cree que se pueden perder atraídos por contaminación de ruido o guiados por un cabeza de grupo desorientado.
Además, estas ballenas son animales con un fuerte vínculo familiar. Por lo mismo, muchos ejemplares mueren durante el varamiento debido al estrés que les provoca haberse separado de su grupo.
Otros, en tanto, perecen por el cansancio o por la falta de oxígeno al no poder moverse.
Se estima que actualmente hay cerca de 200 mil ejemplares de ballenas piloto de aleta larga distribuidos en el Atlántico norte y en las aguas oceánicas sureñas que bordean la Antártica.