Mientras gran parte de América Latina vive una etapa de desconfinamiento que incluye la apertura controlada de bares y restaurantes, en España —y el resto de Europa— estos locales comienzan a bajar sus cortinas nuevamente.
Pero, ¿los restaurantes son verdaderamente focos de propagación del COVID-19?
De acuerdo con un estudio, publicado en la revista Nature, los restaurantes son cuatro veces más riesgosos que un gimnasio.
Sin embargo, podría haber una forma sencilla de reducir el peligro: limitar la cantidad de personas en el interior de un restaurante. Esto podría reducir drásticamente las infecciones, según un modelo creado por un equipo de epidemiólogos, científicos informáticos y científicos sociales de las universidades de Stanford y Northwestern.
MIT Techonology Review destaca que los investigadores utilizaron datos de teléfonos para predecir dónde las personas contraían el coronavirus.
Usaron información con los movimientos de casi 100 millones de personas en las 10 ciudades más grandes de Estados Unidos. Desde el 1 de marzo al 1 de mayo de 2020, siguieron los traslados de personas entre sus barrios y algunos puntos de interés como gimnasios, tiendas de abarrotes, restaurantes o lugares de culto.
Luego emplearon los datos para predecir infecciones basándose en tres métricas: qué tan grande era el lugar, cuánto tiempo permanecían las personas dentro y cuántas personas serían potencialmente infecciosas en el área determinada.
Finalmente, compararon el número de infecciones pronosticado por su modelo con las cifras oficiales de infecciones registradas en esos vecindarios durante el mismo período. El nuevo modelo pudo predecir con precisión los casos reales, aseguró el equipo de científicos.
Al simular varios escenarios utilizando el modelo, los investigadores llegaron a la conclusión de que implementar límites de ocupación del 20 por ciento de la capacidad reduciría las tasas de infección en un 80 por ciento y minimizaría el impacto económico.
El estudio también encontró que solo el 10 por ciento de las ubicaciones representaron el 85 por ciento de las infecciones en Chicago, en el período de tiempo examinado.
Esto sugiere que los límites de ocupación podrían reducir significativamente las tasas de transmisión y permitir que las empresas permanezcan abiertas.