Durante las primeras semanas de la cuarentena, muchos veíamos con buenos ojos la inédita aparición de animales en lugares urbanizados, los descensos en los niveles de contaminación atmosférica y la disminución del ruido en las ciudades.
Parecía como si el planeta por fin estuviera “tomando un respiro” con la gran cantidad de personas confinadas en sus hogares.
Lo cierto es que ese optimismo ingenuo parece haber quedado atrás y ahora surge una nueva preocupación ecológica a raíz de la crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus.
Se trata de la gran cantidad de residuos generada durante la pandemia y que, en gran parte, termina contaminando los océanos, afectando la cada vez más vulnerable fauna marina.
Una pandemia de plástico
Distintas organizaciones internacionales ya hablan de una verdadera “pandemia de plástico” en relación a los desechos originados durante las cuarentenas, especialmente mascarillas y guantes.
La última evidencia de este grave fenómeno ocurrió en Brasil, con el hallazgo de un pingüino muerto en un sector costero al norte de Sao Paulo, según consignó la agencia EFE.
El ejemplar fue sometido a una autopsia por la ONG Instituto Argonauta para la Conservación Costera y Marina. En el procedimiento, los encargados hallaron una máscara negra modelo N95 en el interior del estómago del animal, lo que ha causado indignación entre los ambientalistas.
“Desde hace algún tiempo, venimos encontrando máscaras, hemos localizado unas 135 por el momento, y el caso del pingüino es el primero de un animal que probablemente murió por la ingesta de basura asociada a la pandemia”, señaló el oceanógrafo Hugo Gallo Neto, presidente del Instituto Argonauta.
Varias ONG advierten sobre la ocurrencia de un verdadero desastre ecológico si no se toman las medidas pertinentes. Incluso, anticipan que no sería extraño ver más mascarillas que ejemplares de fauna en los océanos del planeta.
“Pronto correremos el riesgo de tener más mascarillas que medusas… Ahora más que nunca tendremos que tomar medidas contra todas estas descortesías… Esto es solo el comienzo y, si nada cambia, se convertirá en un verdadero desastre ecológico y tal vez incluso para la salud”, señaló Laurent Lombard, fundador de la ONG francesa Opération Mer Propre.