En septiembre del año pasado, el presidente de Rusia Vladímir Putin debió aislarse luego de que varios miembros de su círculo más cercano dieran positivo a coronavirus. Si bien nunca se ha confirmado, no son pocos los que aseguran que el mandatario también resultó contagiado.
De hecho, se alejó de la esfera pública durante octubre y varios especularon con el estado en el que se podía encontrar. La versión opositara asegura que Putin, en efecto, se contagió de COVID-19, pero desde el oficialismo ocultaron este hecho, ya que el hombre de 69 años se había vacunado con Sputnik.
Un artículo del Daily Mail sugiere que el hecho de haber invadido Ucrania de manera “incoherente, aterradora y apocalíptica”, podría ser evidencia de que el jefe de Estado ruso aún sufre los estragos de un coronavirus a largo plazo (conocido también como long COVID o COVID-19 persistente).
“No se puede subestimar el impacto de la pandemia de COVID-19 en la salud física y mental del presidente, y se ha sugerido que la niebla cerebral como resultado del COVID-19 persistente podría estar perjudicando su función cognitiva”, afirma el artículo.
Por su parte, el Consejo de Relaciones Exteriores, un organismo independiente y sin fines de lucro estadounidense, especula que luego de un comportamiento y unas declaraciones “fuera de lugar”, el líder ruso “está sufriendo una niebla cerebral inducida por long COVID-19”.
“Además, el aislamiento causado por la pandemia podría haber dejado a este hombre de 69 años aún más alejado de la realidad, y un neuropsicólogo afirma que el aislamiento progresivo podría haber provocado el síndrome de la arrogancia, que disminuyó su capacidad de sopesar el riesgo”, agrega el artículo.
Por último, de acuerdo con un experto sanitario citado por el medio, al comienzo de la pandemia se descubrió que algunas personas que dieron positivo a la prueba de COVID-19 experimentaron repentinos cambios de comportamiento como delirio, confusión y agitación.
Los expertos afirman que esto podría asociarse con una pérdida de contacto con la realidad y una sobrestimación de la propia competencia, logros o capacidades.