Tres años han pasado desde que el misterioso objeto interestelar ‘Oumuamua visitó el sistema solar y que pasó a 24 millones de kilómetros de la Tierra el 14 de octubre de 2017.
Al principio el objeto que fue descubierto por el astrónomo canadiense Robert Weryk el 19 de octubre de 2017 con observaciones hechas por el telescopio Pan-STARRS, fue calificado como un meteorito, sin embargo, con el paso del tiempo lo renombraron a asteroide y finalmente esta denominación de objeto interestelar.
Hoy a través de modelos informáticos, los científicos están tratando de explicar como es que ‘Oumuamua tiene esa peculiar forma de cigarro alargado, más parecido a un habano cubano.
Una nueva investigación publicada este lunes 13 de abril en Nature Astronomy sostiene que ‘Oumuamua es el fragmento retorcido de un cuerpo padre que se aventuró demasiado cerca de su estrella anfitriona en el cinturón de Kuiper.
El texto que plantea esta hipótesis fue escrito por Yun Zhang de la Universidad de Côte d’Azur y Douglas Lin de la Universidad de California, Santa Cruz.
«Inferimos que los progenitores de ‘ISOs tipo Oumuamua pueden ser cometas de largo período de un kilómetro de nubes Oort (propias de nuestro sistema solar), planetesimales residuales de un kilómetro de discos de escombros o cuerpos del tamaño de planetas en algunas unidades astronómicas, orbitando alrededor de tuberías principales de baja masa secuencia de estrellas o enanas blancas. Estos proporcionan abundantes depósitos para dar cuenta de la tasa de ocurrencia de ‘Oumuamua», sostiene el estudio.
Básicamente es parecido a lo que ocurre con los cometas, que son cuerpos helados que fueron arrojados al espacio interestelar debido a interacciones gravitacionales, y se originan en los confines exteriores de un sistema estelar.
A diferencia de los cometas eso sí, ‘Oumuamua tiene una superficie seca y una aparente ausencia de volátiles (compuestos, como el agua, que cambian fácilmente entre estados de la materia).
«El descubrimiento de ‘Oumuamua implica que la población de objetos interestelares rocosos es mucho mayor de lo que pensábamos anteriormente. En promedio, cada sistema planetario debería expulsar en total unos cien billones de objetos como ‘Oumuamua. Necesitamos construir un escenario muy común para producir este tipo de objeto», señaló el investigador Yun Zhang.
Lo que ocurre en este caso es lo que los científicos llaman «marea estelar», que significa que en el caso de ‘Oumuamua y otros objetos interestelares nacientes, los, fragmentos alargados calientes van cambiando de forma en la medida en que van recorriendo trayectoria y a medida que esta colección suelta de material se aventura más lejos de su estrella anfitriona, los bits que arrojan los modelos computacionales, comienzan a enfriarse rápidamente y se congelan entre sí, formando una corteza que define la forma final y la integridad estructural del objeto. La relación del eje largo al eje corto puede ser de hasta 10: 1, tal como queda ilustrado en la siguiente imagen.
Al final el misterio de la forma de ‘Oumuamua puede dar paso a explicar otras formaciones en el espacio.