Un grupo de científicos pertenecientes al Imperial College de Londres realizó una simulación a través de una supercomputadora de cómo fue el impacto del meteorito que destruyó a los dinosaurios hace 66 millones de años.
La investigación publicada en Nature simuló por completo el evento, para encontrar las razones por las cuales este impacto destruyó a la mayoría de los seres vivientes que habían en el planeta.
Los expertos utilizaron las instalaciones informáticas de alto rendimiento (HPC), proporcionadas por la compañía Hewllet Packard Enterprise, ubicadas en el Reino Unido.
El enfoque principal que tomó la investigación fue poder establecer el ángulo de trayectoria que siguió el meteorito, además de encontrar la zona de impacto más precisa posible.
Para completar el proceso, los investigadores utilizaron diferentes ángulos de velocidades e impactos, los que gracias a las simulaciones en 3 dimensiones (3D) permitieron ingresar todos los datos a la supercomputadora.
Por otro lado, en esta ocasión la máquina había sido programada para proporcionar características geofísicas del cráter Chicxukub, de 177 kilómetros de ancho ubicado en la península del Yucatán en México.
Los resultados de la simulación mostraron que el ángulo final del impacto del meteorito fue de 60 grados, teniendo una fuerza de golpe similar a lo que provocarían la explosión de diez millones de bombas de Hiroshima.
En efecto, lo que los investigadores descubrieron fue que todos los sedimentos expulsados tras la explosión lo hicieron simétricamente, situación que provocó una alta liberación de gases desde la Tierra.
Tras este proceso el resultado fue un posterior cambio de clima, debido a que el azufre en altas cantidades bloqueo por completo la luz solar.
Tras el paso de los años, la inestabilidad climática que provocó el choque del asteroide con la Tierra generó huracanes, tormentas de fuego y terremotos, los que alteraron el mar de tal forma que causaron tsunamis.
Es por esta razón que la mayoría de las especies vivas del planeta desaparecieron, ya que las condiciones en la corteza terrestre fueron adversas para generar ecosistemas favorables para la vida.
En total, los expertos realizaron 300 simulaciones 3D con la supercomputadora, antes de publicar los resultados obtenidos tras el proceso.
La supercomputadora utilizada se llama Apollo 6,000 Gen1o y está instalada en la Universidad de Leicester, Reino Unido. Su sistema está conformado por 14,000 núcleos, acompañado de un servidor de 6TB.
El sistema ha sido construido para realizar grandes cálculos y entregar una computación de alto rendimiento, especialmente enfocado en el desarrollo de análisis y la simulación de datos.
Por su parte, los expertos enfatizaron en las conclusiones que «el cráter formado en un comienzo fue transitorio e inestable, el que posteriormente se derrumbó para producirse un final más profundo y amplio».