Se imaginan un día como cualquier otro: están regando el pasto en el jardín de sus casas, placenteramente, mientras baja el sol del atardecer, y mientras el agua corre se detienen a observar que una piedra negra nunca antes vista está frente a sus ojos.
Eso fue más o menos lo que le pasó a Erik Due-Hansen, un ciudadano alemán común y corriente que de casualidad tropezó con un trozo de meteorito liso y negro de 0.9 onzas (24.5 gramos) en el patio de su casa.
Desconcertado por el hallazgo, se dirigió a las autoridades, quienes llevaron la roca al Institut für Planetologie de la Universidad de Münster, donde el profesor Addi Bischoff y el estudiante de doctorado Markus Patzek analizaron el objeto caído del espacio, que nombraron como Flensburg.
Todo eso ocurrió un 12 de septiembre de 2019 y se vio con la claridad del día en Países Bajos, Alemania, Bélgica, Dinamarca y el Reino Unido.
Resulta que esta piedra negra era un meteorito que impactó sobre la Tierra con una energía de 0.48 kilotones y que según estudios preliminares entregados por la Sociedad Meteorológica Internacional, corresponde a una condrita carbonácea de inicios del Sistema Solar, lo que daría indicios de la formación planetaria.
Según este informe, las características físicas del mismo son: «Un meteorito con una masa total de 24.5 g (aproximadamente 3.7 × 3.5 cm de tamaño) se recuperó un día después del evento de bola de fuego. La roca tiene una corteza de fusión negra muy fresca que muestra grietas de contracción y una capa delgada de corteza de fusión secundaria pardusca en varios parches donde la corteza primaria se ha roto. El meteorito tiene una densidad aparente de 1.984 g/cm3″.
La importancia fundamental del hallazgo, es que este tipo de meteorito, equivalen al 3 por ciento de los que caen regularmente en la Tierra y que se pueden encontrar, y contienen un registro del material que delata que podría haber existido en el sistema solar hace 4,500 millones de años.
Además la condrita carbonácea tendría la misma composición que las piedras primitivas terrestres llamadas planetesimales, que explican la forma en que el agua llegó a este planeta.