La extensa lista de diferencias entre gatos y perros acaba de añadir un nuevo (y preocupante) elemento.
Un estudio llevado a cabo por investigadores de Liverpool, en Reino Unido, determinó que “es probable que todos los gatos tengan un elemento de psicopatía”.
El trabajo publicado en el Journal of Research in Personality indica que este trastorno le pudo haber resultado útil a los ancestros de estos animales porque les permitía adquirir importantes recursos como comida, territorio y más oportunidades de apareamiento.
Para esta investigación, los autores se centraron en cinco rasgos principales. Así, midieron la audacia, que se relaciona con la dominancia social y los bajos niveles de miedo.
También analizaron la desinhibición, que tiene que ver con los problemas de autocontrol y la maldad que se evidencia por medio de la falta de empatía.
Por último, los encargados del estudio también se enfocaron en la antipatía de los gatos hacia otras mascotas pero también hacia el ser humano.
El trabajo se realizó con más de 2,000 dueños de gatos domésticos que debieron responder una encuesta de 46 preguntas.
“Los hallazgos proporcionan una visión de la estructura de psicopatía triárquica en los gatos”, señala la conclusión del estudio, que hace referencia al modelo triárquico, que define la psicopatía como un trastorno que se compone de la audacia, la mezquindad y la deshinibición.
Los científicos desarrollaron una herramienta que denominaron CAT-Tri, la cual sirvió para evaluar la estabilidad mental de los gatos y que, según ellos, podría ayudar a mejorar la relación entre un felino doméstico y su dueño.
“A un gato con una puntuación alta en la escala de audacia le pueden venir bien grandes árboles para felinos y rascadores altos, ya que los elementos de CAT-Tri+ sugieren que un gato audaz disfruta de explorar y trepar”, explica Rebecca Evans, una de las autoras principales de la investigación.