Un estudio de la Unión Astronómica Internacional (IAU) publicado el pasado 12 de febrero, precisó que los satélites artificiales instalados en el espacio por el hombre están provocando graves efectos en la contaminación lumínica, lo que a la larga afecta la misma exploración del universo.
Fue justamente la IAU, la que solicitó a la Comisión B7 de IAU la Protección de los sitios de observatorio existentes y potenciales y al Grupo de trabajo del Comité Ejecutivo Protección del cielo oscuro y tranquilo una comisión para evaluar la situación y comenzar las conversaciones con las empresas responsables de lanzamiento y operación de las mega constelaciones para estudiar medidas para mitigar su interferencia.
Una de las principales conclusiones es que se «considera preocupantes las consecuencias de las constelaciones de satélites. Tendrán un impacto negativo en el progreso de la astronomía terrestre, radio, óptica e infrarroja, y requerirán desviar recursos humanos y financieros de la investigación básica para estudiar e implementar medidas de mitigación».
La Unión Astronómica Internacional enunció los problemas principales de estos satélites artificiales en órbita, sobre la contaminación lumínica que irradian.
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Se usó una base de 25, 000 satélites de diferentes compañías para la investigación.
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Cuando el Sol está 18 grados por debajo del horizonte (es decir, cuando cae la noche), el número de satélites iluminados por encima del horizonte sería de alrededor de 1,000 (con alrededor de 160 en elevaciones superiores a 30 grados). Los números disminuyen aún más hacia la mitad de la noche, cuando hay más satélites a la sombra de la Tierra (por ejemplo, sin luz solar reflejada).
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Por el momento es difícil predecir cuántos de los satélites iluminados serán visibles a simple vista, debido a las incertidumbres en su reflectividad real (también dado que SpaceX está llevando a cabo experimentos para reducir la reflectividad de un satélite Starlink adoptando diferentes recubrimientos). Sin embargo, la apariencia del prístino cielo nocturno, particularmente cuando se observa desde sitios oscuros, se verá alterada, porque los nuevos satélites podrían ser significativamente más brillantes que los objetos existentes en órbita creados por el hombre.
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Los prominentes trenes de satélites (“cadenas de perlas”), a menudo vistos en imágenes y videos, son significativos inmediatamente después del lanzamiento y durante la fase de elevación de la órbita, cuando son considerablemente más brillantes que en su altitud y orientación operativas. El efecto global depende de la duración de los satélites en esta fase y de la frecuencia de los lanzamientos.
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Además de su visibilidad a simple vista, se estima que los rastros de los satélites de la constelación serán lo suficientemente brillantes como para saturar los detectores modernos en grandes telescopios. Por lo tanto, las observaciones astronómicas científicas de amplio campo se verán gravemente afectadas. Por ejemplo, en el caso de encuestas modernas de campo amplio rápidas, como las que llevará a cabo el Observatorio Rubin (anteriormente conocido como LSST), se estima que hasta el 30% de las imágenes de 30 segundos durante las horas del crepúsculo se verá afectado. Los instrumentos con un campo de visión más pequeño se verían menos afectados. En teoría, los efectos de los nuevos satélites podrían mitigarse prediciendo con precisión sus órbitas e interrumpiendo las observaciones, cuando sea necesario, durante su paso.