El 7 de enero de 1690, Galileo Galilei dio un nombre de la mitología griega a la luna más grande de Júpiter: Ganímedes. Satélite natural del planeta con 5,268 kilómetros de diámetro, un 8 % mayor que el de Mercurio, y dos por ciento más grande que Titán.
Lo cierto es que por primera vez, la sonda espacial Juno envió imágenes del polo norte de esta luna.
El instrumento Jovian Infrared Auroral Mapper (JIRAM) de la nave espacial proporcionaron el primer mapeo infrarrojo de la frontera norte del satélite.
Ganímedes es también la única luna en el sistema solar con su propio campo magnético. Por eso, tal como sostiene la NASA, «como Ganímedes no tiene atmósfera que impida su progreso, la superficie de sus polos está siendo constantemente bombardeada por plasma de la gigantesca magnetosfera de Júpiter. El bombardeo tiene un efecto dramático en el hielo de Ganímedes».
Alessandro Mura, un co-investigador de Juno en el Instituto Nacional de Astrofísica en Roma, comentó sobre el hallazgo:
«Los datos de JIRAM muestran que el hielo en y alrededor del polo norte de Ganímedes ha sido modificado por la precipitación de plasma. Es un fenómeno del que hemos podido aprender por primera vez con Juno porque podemos ver el polo norte en su totalidad», sostuvo el científico.
La NASA además agrega que Ganímedes tiene un crecimiento amorfo de hielo, «esto se debe a que las partículas cargadas siguen las líneas del campo magnético de la luna a los polos, donde impactan, causando estragos en el hielo allí, evitando que tenga una estructura ordenada (o cristalina). De hecho, las moléculas de agua congelada detectadas en ambos polos no tienen un orden apreciable para su disposición, y el hielo amorfo tiene una firma infrarroja diferente que el hielo cristalino encontrado en el ecuador» de la luna de Júpiter.