La adopción de la agricultura marcó un cambio de vital importancia para el desarrollo y asentamiento de las principales sociedades.
Desde ese momento, los asentamientos humanos siempre han buscado instalarse en lugares favorables para la cosecha de cultivos.
Por lo mismo, resulta pertinente preguntarse ¿qué pasa cuando las condiciones son adversas para el desarrollo de la agricultura?
Es probable que, de manera inmediata, se nos vengan a la cabeza imágenes de la Antártida, el Ártico o el desierto de Atacama, el más árido del mundo.
Los científicos van más allá y extienden esta interrogante a lo que puede ocurrir en el espacio, ¿cómo se puede asegurar una presencia humana permanente sin las condiciones para la agricultura?
La clave para asegurar la presencia de personas en lugares aislados e inhóspitos, como una colonia en Marte, por ejemplo, es asegurar la abundancia de alimentos y la autosuficiencia.
Un fertilizante para el espacio
Un equipo de investigadores japoneses, liderado por el profesor Norihiro Suzuki de la Universidad de Ciencias de Tokio, desarrolla un estudio que trata el problema de la producción de alimentos en entornos cerrados, como por ejemplo, una estación espacial.
Al percatarse de que los agricultores han utilizado durante miles de años desechos de animales como fertilizante, gracias a la rica presencia de nitrógeno, este equipo ha estado investigando la posibilidad de fabricarlo a partir de la urea, el componente principal de la orina, y y elaborar así un fertilizante líquido.
La buena noticia es que esta iniciativa también ayudaría a solucionar el problema del tratamiento y manejo de los desechos humanos en el espacio.
«Este proceso es de interés desde la perspectiva de hacer un producto útil, es decir, amoníaco, a partir de un producto de desecho, como la orina, utilizando un equipo común a presión atmosférica y temperatura ambiente», explicó el profesor Suzuki.
Junto a su equipo, Norihiro Suzuki ha realizado una serie de testeos para poner a prueba su idea, sin embargo, esperan llevar a cabo experimentos con orina real, ya que contiene elementos que resultan vitales para la nutrición de las plantas, como azufre, calcio y magnesio.
Independiente de los resultados, los investigadores se muestran optimistas y creen que esta propuesta realmente puede asegurar la presencia humana en lugares inhóspitos y cerrados a través de un fertilizante líquido hecho con orina humana.