El miércoles 21 de octubre, Elon Musk confirmó en su cuenta de Twitter que Tesla comenzó a probar su sistema Full Self-Driving (FSD) o de “conducción autónoma total” en vehículos de algunos clientes de la marca.
Se trata de un software que reemplaza a su Autopilot y la idea es probar el sistema en las calles y carreteras de Estados Unidos.
Esto ha despertado la sospecha y la preocupación de algunos expertos en conducción autónoma que acusan a Tesla de realizar marketing engañoso e irresponsable que podría provocar que las carreteras sean aún más peligrosas, informó Techxplore.
Lo engañoso estaría en que, por un lado, el sistema se llama “conducción autónoma total”, pero en su sitio web Tesla se desprende de toda responsabilidad al advertir que el sistema no hace que los vehículos sean autónomos y que, además, los conductores aún deben supervisarlo.
“Se está engañando a la gente sobre las capacidades del sistema. Es una funcionalidad muy limitada que aún requiere la supervisión constante del conductor”, señaló Steven Shladover, ingeniero de investigación de la Universidad de California, Berkeley, quien ha estudiado la conducción autónoma durante 40 años.
Bryant Walker Smith, profesor de derecho de la Universidad de Carolina del Sur y que estudia los vehículos autónomos, dijo que ya era bastante malo que Tesla usara el término “piloto automático” para describir su sistema. “Pero elevarlo a cconducción autónoma total es aún peor”.
En tanto, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA), que regula a los fabricantes de automóviles, aseguró que supervisará de cerca a Tesla y que “no dudará en tomar medidas para proteger al público contra riesgos irracionales para la seguridad”.
En una conferencia telefónica con sus asesores, Musk señaló el miércoles que la compañía comenzaría con la conducción autónoma lenta y cautelosamente “porque el mundo es un lugar complejo y desordenado”.
Adelantó que espera llegar a tener “un millón de vehículos proporcionando retroalimentación” sobre situaciones que no se pueden anticipar en los automóviles autónomos.