De acuerdo con un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de California (Caltech), la Universidad de Chile y la de Concepción, se espera que en unos 10,000 años dos agujeros negros supermasivos se fundan en un solo gran objeto.
Según los científicos, esta colisión sería tan potente que podría remecer el espacio-tiempo, lo que provocaría ondas gravitacionales a través del cosmos.
Los agujeros negros están a 9,000 millones de años luz de la Tierra y parecen orbitarse el uno al otro, con un intervalo de dos años.
Ambos objetos poseen masas equivalentes a unos cientos de millones la del Sol y están separados por una distancia de unas 50 veces el trayecto entre nuestra estrella más cercana y Plutón.
El objeto descubierto ha sido denominado PKS 2131-021 y pertenece a una subclase de cuásares (agujeros negros supermasivos que se alimentan de material proveniente de un disco que lo rodea) denominados blazares, en los cuales el chorro de energía que emana de él apunta hacia la Tierra.
Si bien se sabía que los cuásares podían tener dos agujeros negros supermasivos, hasta el momento había sido difícil hallar pruebas directas de esto.
Así, la evidencia sugiere que la mayoría de las galaxias albergan agujeros negros enormes en sus centros, incluyendo la Vía Láctea. Cuando dos galaxias se fusionan, sus agujeros negros se dirigen hacia el centro de la galaxia recién formada y también se pueden fusionar para formar un solo agujero negro más masivo.
Mientras estos objetos se acercan caen en una trayectoria espiral y distorsionan cada vez más el espacio-tiempo, lo que provoca ondas gravitacionales como fue anticipado por Albert Einstein.
“Es muy emocionante ver que además de la ciencia que planeamos originalmente, todavía se puede seguir haciendo descubrimientos inesperados cómo este. Es un gran privilegio ser parte de este equipo internacional que estoy seguro continuará sorprendiéndonos”, asegura Walter Max-Moerbeck, profesor del Departamento de Astronomía de la Universidad de Chile.
Los resultados de esta investigación acaban de ser publicados en The Astrophysical Journal Letters.