A un clic de distancia. La frase resume cómo internet nos abrió mundos de posibilidades. Entretenimiento, por supuesto. Conocimiento también. Las personas tampoco escapamos y nos convertirnos en productos de escaparates virtuales en los que un movimiento de dedo a la izquierda o a la derecha marcan si ese fugaz encuentro, el de ver al otro en un anuncio de una app de citas, prospera hasta convertirse en algo más: un encuentro casual y quizá, amor. Y si no avanza no pasa nada, porque como si se tratase del resultado de una búsqueda en Google, detrás de un candidato fallido hay cientos por descubrir. La llaman cultura de la inmediatez y varios expertos advierten que nos está llevando a una insatisfacción constante.
Entonces llegó la pandemia del COVID-19. Con la limitación a las interacciones físicas y los espacios tradicionalmente utilizados para las citas o para conocer nuevas personas cerrados, las aplicaciones de citas vieron incrementos en su uso.
Pintaba como el caldo de cultivo perfecto para el cataclismo de las relaciones amorosas, pero ocurrió más bien lo contrario. Es lo que sostiene la antropóloga Helen Fisher, reconocida como una de las voces con más autoridad en el amor. “La pandemia ayudó al amor”, dijo en una entrevista con el portal Infobae.
La antropóloga estudió a cerca de 5,000 solteros en Estados Unidos durante julio de 2020, cuando la pandemia daba un respiro a la ciudad de Nueva York, donde vive la doctora Fisher. Encontró que el 50 por ciento de las personas que interactuaron a través de videollamadas en busca de relaciones duraderas lograron conversaciones significativas.
La clave, sostiene, reside en que la limitación a la interacción física que obliga a relacionarse por medios virtuales, como las videollamadas, demanda mayor atención y, por tanto, deriva en que el interés mostrado por el otro deba ser genuino para que la relación prospere.
Sin más estímulos que el otro frente a la pantalla, los encuentros virtuales no dejan más opciones que revelarse frente al otro. “En una videollamada no tienes que decidir si gastar mucho en un bar o si solo vas a un café por 20 minutos”, destaca. En otras palabras, las videollamadas actúan como un filtro.
Fisher define este comportamiento como citas intencionadas, nada más que relacionarse con alguien con la intención de crear un vínculo a largo plazo. Los condicionantes de la pandemia solo ralentizan el proceso de cortejo, que la especialista destacó anteriormente en un proceso que llama slow love y que, asegura, es la forma más segura de lograr relaciones sólidas.
Pero, ¿qué ocurrirá cuando la pandemia se termine? ¿nos volveremos a relacionar como antaño? ¿regresarán los swipes indiscriminados? ¿será el fin de la pandemia que marque el adiós del renacimiento del amor?