Setenta y un años después de “¿Puede pensar una máquina?”, el artículo del matemático británico Alan Turing que hizo historia, un equipo de investigadores plantea las bases para llevar la inteligencia artificial a una frontera con repercusiones indiscutibles para nuestro futuro: la longevidad humana.
Los científicos Alex Zhavoronkov, Kai-Fu Lee y Evelyne Yehudit Bischof describen en un artículo publicado en Nature Aging las bases de una nueva rama de la inteligencia artificial en la que converge la medicina con el objetivo de volvernos una especie más longeva. Y es que, señalan los especialistas, en cerca de 6,000 años de historia la medicina ha logrado avances que han aumentado considerablemente nuestra esperanza de vida. Pero los avances comienzan a tocar techo y es necesario buscar nuevos horizontes. Y es que, señalan, erradicar por completo el cáncer apenas nos daría como especie un incremento de 2.3 años en la esperanza de vida. “¿Por qué la eliminación de una sola causa individual no nos lleva a una mayor esperanza de vida? La causa principal de las enfermedades es el envejecimiento”, dispara la investigación.
La apuesta de los expertos es rastrear a través de complejas redes neuronales de inteligencia artificial aquellos diminutos y discretos cambios en el cuerpo humano. La doctora Evelyne Yehudit, médica de profesión, sostiene que la inteligencia artificial puede crear diferencias notables en el entendimiento del cuerpo humano. Sostiene que modelos entrenados con datos clínicos son capaces de aprender procesos biológicos y físicos básicos.
Por ahora, la investigación sienta las bases académicas para aplicar modelos de inteligencia artificial a la comprensión de la longevidad humana con el objetivo de extenderla. Un avance que no hace más que abonar a la idea del transhumanismo, un concepto que no podría ser mejor descrito en la ciencia ficción con la representación de un humano mejorado por la tecnología.