Seguramente el nombre de Buzz Aldrin no está rodeado del misticismo y gloria que tiene el de Neil Armstrong, sin embargo, este astronauta hoy de 90 años, fue el segundo hombre en pisar la Luna y participó de esa gesta monumental del Apolo 11.
Por eso, Aldrin es voz autorizada en Estados Unidos para hablar de cualquier cosa: incluso del coronavirus.
En una columna de opinión publicada el pasado 24 de abril en el USA Today, el ex astronauta, entregó algunos consejos para enfrentar la pandemia y el encierro por la cuarentena.
«Time on My Hands» es un título de canción famoso utilizado por Bing Crosby. Hoy lo tenemos en espadas. La clave es usarlo bien, adaptarse al aislamiento social, mantener la perspectiva, ser contenido, productivo y pacífico, a pesar del estrés en capas», comienza diciendo Aldrin.
El tripulante del Apolo 11 sobre todo recuerda esos días después que volvieron a la Tierra y que no pudieron socializar con nadie.
«Al regreso, nos aislaron para evitar la propagación de posibles bacterias lunares, una posibilidad remota. Así como estamos en cuarentena hoy para prevenir el coronavirus, fuimos «contenidos» al volver a la Tierra», contó.
Así Aldrin relata que, «pronto (en esa cuarentena), como hoy, nos aburrimos. Leímos revistas, jugamos a las cartas, completamos informes, revisamos la misión, hablamos remotamente con familiares, amigos y médicos a través del cristal. Las visitas a la ventana eran tan aburridas como ahora. Peor aún, no teníamos computadoras para el trabajo o el entretenimiento. No teníamos teléfonos móviles, juegos de computadora, aplicaciones, noticias por cable, deportes, educación o estaciones de entretenimiento. Teníamos mucho tiempo y ganas de superar la cuarentena».
Algunos consejos de Aldrin
- Primero, nos dimos cuenta de que la vida no siempre se vive a la velocidad de la luz. A veces, limitado por momentos de emoción, debemos reducir la velocidad. Disminuir la velocidad permite mirar hacia atrás en lo que se ha estado haciendo, una oportunidad para calibrar eventos pasados, considerar la mejor manera de avanzar. Ese tipo de pausa rara vez es voluntaria, pero puede ser una bendición bien disfrazada.
- En segundo lugar, tuvimos la oportunidad de compartir percepciones entre nosotros, solo entre nosotros. Tuvimos el beneficio de aprender y apreciarnos mutuamente como tableros de resonancia, verificación cruzada y corroboración de experiencias compartidas.
- Por último, en la contención miramos hacia adelante, planificando lo que vino después. Utilizamos el tiempo para reflexionar, pero también para imaginar el futuro, cuando las puertas volvieron a abrir. Contemplábamos regresar a la libertad para socializar, viajar, ser parte de ese mundo que habíamos dejado atrás tal como lo hacemos hoy.
- Por último, deberíamos reírnos de vez en cuando. Frente a la frustración, la moderación, el estrés, la adversidad y el aburrimiento, la risa ayuda. Al salir de la luna, noté que parecíamos estar “No. 1 en la pista «, un descarte. La risa ayuda a calmar el estrés. Al regresar, miramos hacia atrás, a nuestro alrededor y hacia adelante. También nos reímos, solo míranos en esas fotos de cuarentena.