¿Qué se puede hacer si se tiene mucho dinero? Desde luego, darse muchos caprichos: comprar el teléfono más caro (o mejor, varios de ellos), el automóvil de nuestros sueños y viajar, viajar mucho. Sin embargo, este análisis está hecho desde las dimensiones de nuestras economías ‘mundanas’; cuando se tiene muchísimo dinero, cantidades ingentes, la perspectiva de la vida cambia, que hasta comprar un Cybertruck parece hasta aburrido. Un buen ejemplo de esto puede ser la gran fortuna de un deportista de élite y estamos mirando directamente al mítico golfista Tiger Woods, que acaba de pagar la friolera de un millón de dólares en un solo vuelo en avión.
No, no se trata de ninguna broma: el deportista no ha dudado en desplazarse desde Bahamas hasta Melbourne, Australia, para celebrar (y arrasar) la President’s Cup, en uno de los aviones más lujosos del planeta. Más allá de sus méritos deportivos en el país de los canguros, los medios no han podido mirar hacia otro lado tras conocer que el golfista había alquilado el Crystal Skye, posibemente el avión más lujoso y futurista del mundo.
Pantallas Panasonic, 88 camas y llamadas gratis para todos
La aeronave, propiedad de la compañía Crystal AirCruises, es en realidad un Boeing 777-200LR adaptado para un uso propio de un príncipe. Atento a los datos: si en la configuración comercial este avión puede albergar hasta casi 400 pasajeros, el Crystal Skye da espacio a un máximo de 88 pasajeros (además de la tripulación), con lo que los afortunados viajeros tienen un generoso espacio para lo que les plazca.
De hecho, la configuración actual es de dos asientos por fila -separados entre ellos- de forma que todos disfrutarán al mismo tiempo de pasillo y ventana, y podrán ver desde al menos tres ventanas. Los asientos se convierten en camas de grandes dimensiones, y en la parte de entretenimiento a bordo, olvida las pequeñas pantallas: en este color cada pasajero disfrutará de una Panasonic de 24 pulgadas. En lo que respecta al contenido, los pasajeros disfrutan de un amplio catálogo de películas y series, pero también de juegos con los que matar el tiempo.
Como sabes, en los vuelos comerciales te suelen ofrecer audífonos para disfrutar de las películas que se proyectan, pues bien, en este caso, cada pasajero recibirá unos Bose (desconocemos exactamente el modelo), y tendrá a su disposición tanto puertos USB como enchufes para alimentar todos sus equipos. Por descontado, hay barra libre de WiFi premium para todos, y para no perder el contacto con los tuyos, todas las llamadas de teléfono que quieras hacer son gratuitas.
Doce mayordomos que hablan 32 idiomas
En el vuelo de Tiger Woods, suponemos que las quince horas de trayecto se quedaron cortas tomando en cuenta del mimo que recibieron sus pasajeros: en total 32 mayordomos se encargaban del cuidado de los pasajeros y sin barreras idiomáticas, ya que entre todos hablan un total de 32 idiomas. En el Crystal Skye todo es a lo grande y entre la tripulación a bordo se encuentra un agente de seguridad (por si alguien bebe más de la cuenta), un equipo de cocineros con chef incluido, menús basados en estrellas Michelin, y una bodega que dejará boquiabierto a cualquiera.
La aeronave cuenta con un total de seis baños de lujo que garantizan que nadie tenga que hacer cola en el pasillo, y para los amantes de la aeronáutica, los pasajeros pueden ver a través de cámaras en todo momento el exterior del avión y escuchar las conversaciones del capitán con la torre de control.
Y te lo estarás preguntando ¿Por qué Tiger Woods alquila un avión? En realidad, el golfista cuenta ya con un lujoso Gulfstream G550, pero se ve que para este trayecto se quería dar un homenaje (al tiempo que viajaba junto con todo su equipo). Sus acompañantes tuvieron ocasión, además, de disfrutar de momentos de música y charla, regada con bebidas a demanda, en el Social Loung, un generoso bar ubicado en la parte delantera del avión y que puede albergar hasta 24 clientes de forma simultánea.
¿Qué es lo único que no se ha podido comprar con dinero en el Crystal Skye? Las duchas o bañeras, y por escatimar en gastos, sino por el peso del agua, aunque suponemos que esto tampoco habrá sido un problema para el equipo de Woods. Y ahora que hablamos de dinero… ¿Cuánto ha costado este capricho? Las cifras son tan apabullantes que se miden en tiempo: cada hora, la friolera de $50,000 dólares, con lo que con unos rápidos números descubriremos que al golfista llevar a su equipo de Australia a pleno lujo le ha costado un millón de dólares. No está mal ¿eh?