Circular en automóvil por las ciudades se está convirtiendo cada vez en algo más difícil y no ya solo por las retenciones en sus entradas o dentro del casco urbano, sino por las cada vez más crecientes restricciones al tráfico impuestas por la legislación sobre contaminación de los organismos internacionales. El transporte público siempre debe ser la opción más recomendable, pero cuenta con el gran inconveniente de depender de líneas y horarios, y por otro lado, no siempre llega al destino que deseamos ir. En medio de esta situación, han florecido los scooters o patinetes eléctricos en nuestras ciudades como una solución, sobre el papel, idónea para el transporte personal, pero su eclosionarlos ha comenzado a provocar serios problemas, hasta el punto que en varios municipios en España se prohíbe su uso salvo en vías específicas.
Antes de nada… ¿Qué es exactamente un monopatín eléctrico? Se trata de un monopatín propulsado por un pequeño motor eléctrico con el que puedes transportarte de un sitio a otro (incluso subir cuestas), de una forma limpia, económica y no contaminante. Estos scooters pueden transportarse sin problemas bajo el brazo, salvo modelos muy pesados, de manera que pueden ser recargados en casa o el trabajo sin mayores inconvenientes. La teoría nos dice que se trata de una solución muy adecuada como medio de transporte ya que ni contaminan, ni generan retenciones, ni en consecuencia, nos hacen llegar tarde. ¿Es así, realmente?
No, no solucionan realmente nada
La llegada de los primeros patinetes fue recibida con curiosidad en las ciudades, cuyos peatones contemplaban, no sin cierta envidia, cómo eran rebasados en la acera por ese moderno y silencioso medio de transporte. Mientras se tratara de un uso personal, aquello no parecía generar problemas, pero no pasó mucho tiempo antes de que firmas como Lime desplegaran sus servicios en las grandes ciudades. La idea parecía genial: uno buscaba con su app por las calles de Madrid, por ejemplo, un scooter libre, se montaba en él y se desplazaba hasta su destino dejando el mismo scooter en la calle.
Y aquí han comenzado a ser evidentes los primeros problemas: las aceras de las grandes ciudades pronto se encontraron ocupadas por vehículos a la espera de su dueño, hasta el punto que obstaculizaban los cruces enfadando a los peatones. Al no existir, por aquel entonces, una normativa clara, las empresas de transporte operaban a su antojo y el creciente número de usuarios generó el otro y más grave problema al que se enfrenta este medio de transporte: los accidentes. En Europa no transcurrió mucho tiempo antes de que comenzaran a registrarse accidentes o atropellos con consecuencias fatales, y las primeras muertes aceleraron el proceso de regulación en la Unión.
Potenciar la bicicleta y una red de carriles-bici
Precisamente en España y a la espera de que la DGT (Dirección General de Tráfico) regule su uso, los gobiernos municipales han comenzado a regular de forma urgente cómo puede usarse los scooters en las diferentes ciudades. Y malas noticias para sus usuarios porque la tendencia general, en todo Europa, pasa por eliminar estos vehículos de las calles y obligarlos a utilizar carriles-bici en aquellos lugares donde estén presentes, o la calzada en determinadas calles. Visto lo cual, parece que las ventajas de este medio de transporte se desvanecen. Así las cosas, parece que nuevamente debemos reflexionar sobre cuáles son las soluciones de transporte del futuro en las principales ciudades, y la respuesta nos lleva a un viejo conocido: la bicicleta.
Superando el experimento del scooter, cuyo uso puede ser adecuado para pequeños desplazamientos y con la existencia de carriles dedicados, algunas capitales europeas como Amsterdam o Londres están demostrando que la vieja bicicleta es el transporte perfecto y que ofrece solo ventajas. ¿Por qué? En primer lugar y a diferencia de los scooters, pueden circular sin problemas por las calzadas de las grandes ciudades y además, fuerzan al usuario a hacer ejercicio en su transporte diario. A diferencia de los scooters, la proliferación de bicicletas se ha comprobado que fuerza a las autoridades municipales a crear las infraestructuras adecuadas para su uso y cada vez son más habituales los carriles exclusivos para ciclistas y las zonas prioritarias (conocidas como «zonas 30») en las ciudades en España.
Y si lo que te gustaba es la modernidad que suponía el scooter, tenemos buenas noticias para ti puesto que la oferta de bicicletas «High tech» es todavía mayor que la de los patinetes. Así que ya sabes, vete pensando en este medio de transporte alternativo en tu cuidad…