Un equipo de científicos ha inventado un sistema olfativo artificial que es capaz de imitar la nariz de los mamíferos para evaluar con precisión la frescura de la carne.
La nariz electrónica (e-nose), desarrollada por la Universidad Tecnológica de Nanyang de Singapur, comprende un código de barras que cambia de color con el tiempo, como reacción a los gases producidos por la carne, y un lector impulsado por inteligencia artificial (IA) que lo interpreta.
Para hacer que la e-nose sea portátil, los científicos lo integraron en una aplicación de teléfono inteligente que puede producir resultados en 30 segundos.
Para el estudio, los científicos desarrollaron un sistema de clasificación (fresco, menos fresco o estropeado), usando un estándar internacional que determina la frescura de la carne.
Según los investigadores, alcanzó una precisión de 98.5 por ciento.
La herramienta es capaz de identificar el estado de carnes de pollo, pescado y de res (vacuno), según la investigación publicada en la revista científica Advanced Materials, según reproduce Phys.
Los científicos esperan que la e-nose ayude a reducir el desperdicio de alimentos al confirmar si la carne es apta para el consumo, con más precisión que una etiqueta de “consumir antes”.
«Estos códigos de barras ayudan a los consumidores a ahorrar dinero al asegurarse de que no desechen productos que aún son aptos para el consumo, lo que también ayuda el medio ambiente”, explicó Chen Xiaodong, director del Centro Innovador para Dispositivos Flexibles en NTU.
El equipo ahora está trabajando con una empresa de agronegocios de Singapur para extender este concepto a otros tipos de productos perecibles.
«Nuestro sistema olfativo artificial (…) se puede integrar fácilmente en materiales de empaque y rinde resultados en poco tiempo sin el cableado voluminoso utilizado para la recolección de señales eléctricas en otras narices electrónicas que se desarrollaron recientemente”, añadió.
Cómo funciona la e-nose
La e-nose imita el funcionamiento de la nariz de un mamífero.
Cuando los gases producidos por la carne en descomposición se unen a los receptores en la nariz de los mamíferos, se generan señales y se transmiten al cerebro.
Luego, el cerebro recopila estas respuestas y las organiza en patrones, lo que permite al mamífero identificar el olor presente a medida que la carne envejece y se pudre.
En la e-nose, las 20 barras del código de barras actúan como receptores. Cada una de ellas está hecha de quitosano (un azúcar natural) incrustado en un derivado de celulosa y cargado con un tipo diferente de tinte.
Estos tintes reaccionan con los gases emitidos por la carne en descomposición y cambian de color en respuesta a los diferentes tipos y concentraciones de gases, lo que da como resultado una combinación única de colores que sirve como huella dactilar del olor para el estado de cualquier carne.