La pandemia del COVID-19 se ha transformado en un blanco fácil para el surgimiento de diversas las teorías de la conspiración. Pero un reciente estudio de la Universidad de Delaware descubrió que el género puede tener una sorprendente influencia al momento de creerlas o no.
Una encuesta realizada en abril de 2020 a más de 3,000 personas de Estados Unidos reveló que los hombres tenían más probabilidades que las mujeres de respaldar las teorías de conspiración COVID-19.
Las investigadoras usaron trabajos previos como punto de partida: hombres y mujeres están experimentando la pandemia de manera diferente. Por ejemplo, los hombres son más vulnerables al virus, pero ellas son más propensas a ser trabajadoras de primera línea y a experimentar una mayor carga para complementar sus roles laborales y el cuidado del hogar.
Los hallazgos plantearon preguntas sobre si el género también influye en las creencias de algunas de las teorías de la conspiración.
Para averiguarlo, el equipo realizó una encuesta con 11 teorías, como que China o Estados Unidos liberaron el virus; que las torres 5G son responsables; que Bill Gates está planea inyectar un chip; o que los científicos exageran la pandemia para perjudicar a Donald Trump.
«Una pandemia global es la tormenta perfecta de incertidumbre. Cuando sentimos una falta de control, incertidumbre o impotencia, buscamos explicaciones de por qué ocurrió el evento que nos está haciendo sentir de esa manera”, explicó Joanne Miller, del Departamento de Política, Ciencia y Relaciones Internacionales de la Universidad de Delaware.
Según la investigador, “esto lo que esto puede hacer es que nos puede llevar a conectar puntos que no deberían estar conectados porque estamos tratando de buscar respuestas. Y a veces esas respuestas son las teorías de conspiración».
¿Por qué los hombres?
Los resultados de la encuesta mostraron que las diferencias de género fueron notables, considerando que estas brechas a ser menores en magnitud en términos de opinión pública. Según las investigadoras, dos son los factores que explican estos hallazgos: la impotencia aprendida y una predisposición hacia el pensamiento conspirativo.
La impotencia aprendida es una sensación de que todo está fuera de su control y cualquier acción que se tome es inútil; y el pensamiento conspirativo es una tendencia a pensar todos los eventos y problemas políticos con esa óptica.
Si bien la impotencia aprendida la sufren hombres y mujeres, Miller explicó que algunas personas, cuando se enfrentan a repetidos fracasos para cambiar el curso de sus vidas, llegan a creer que son incapaces de controlar las cosas. «Lo que estamos encontrando en esta investigación es que los hombres tienen más probabilidades de obtener una puntuación más alta en la impotencia aprendida”, añadió Miller.
Investigaciones recientes han encontrado que las mujeres eran más propensas que los hombres a participar en conductas protectoras recomendadas por los científicos y el personal de salud, como usar mascarillas y el distanciamiento social. «Puede haber alguna conexión entre participar en tomar esas medidas y creer en las teorías de conspiración”, añadió la investigadora.