Al infinito y más allá: los latinos que han destacado en la NASA

Conquistar las estrellas, y de paso un país con una cultura e idioma distintos a los propios, ha sido el sueño de las latinas y los latinos cuyo trabajo y disciplina los llevaron a ganarse un lugar en la celosa Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos, mejor conocida como NASA, responsable de lanzar satélites, sondas, aeronaves tripuladas y rovers para la investigación y exploración más allá de las fronteras planetarias. Inspírate con las historias de estos personajes, quizá te conviertas en la próxima persona en contribuir a la exploración del espacio y sus confines en uno de los centros de investigación más importantes del orbe.

En el Mes de la Herencia Hispana, del 15 de septiembre al 15 de octubre, también celebramos a los latinos cuyos sueños, pero sobre todo su trabajo y constancia, los llevaron a formar parte de las filas de la NASA.

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Evelyn Millares

Evelyn Miralles, ingeniera que estuvo a cargo del Laboratorio de Realidad Virtual del Centro Espacial Johnson. Imagen utilizada con permiso del titular de los derechos de autor

A los 20 años, Evelyn Millares migró de Venezuela a Estados Unidos para convertirse en arquitecta, sin embargo, en la Universidad de Houston, Texas, comenzaría su largo y nutrido camino en el mundo de la informática y la realidad virtual.

Luego de concluir sus estudios de posgrado en ciencia espacial en Harvard, Millares se unió al Laboratorio de Realidad Virtual del Centro Espacial Johnson, donde colaboró por más de 20 años y fue la ingeniera principal y estratega en tecnología de esta dependencia.

Además de construir un modelo 3D de una casa en la Luna, entre los trabajos más destacados de Millares están DOUG (Dynamic Onboard Ubiquitous Graphics), un software de entrenamiento en realidad virtual que ayuda a capacitar a los astronautas, y EDGE, programa de investigación utilizado en todos los centros de la NASA en EEUU.

Mi pasión comenzó con un interés en la arquitectura, en construir algo. Terminé por construir la estación espacial en 3D, ¡así que creo que logré esa meta!”, declaró la arquitecta a la organización estadounidense sin ánimo de lucro AARP.

Rodolfo Neri Vela

Rodolfo Neri Vela, primer astronauta mexicano en la NASA. Imagen utilizada con permiso del titular de los derechos de autor

El primer astronauta mexicano no solo presume este título, también el de ser el primer representante latinoamericano en una misión de la NASA. 

Ingeniero en comunicaciones y electrónica por la Universidad Nacional Autónoma de México, maestro en telecomunicaciones por la Universidad de Essex y doctor en electromagnetismo aplicado por la Universidad de Birmingham, Rodolfo Neri Vela fue seleccionado en 1985 por la agencia estadounidense para formar parte de la Misión STS-61-B, la segunda del transbordador Atlantis. 

A bordo de Atlantis, Neri Vela orbitó 109 veces la Tierra como especialista de carga; el objetivo de la misión fue poner en órbita tres satélites de comunicaciones: Morelos II (México), AUSSAT-2 (Australia) y SATCOM KU-2 (Estados Unidos).

Este mexicano destacado también ha colaborado con la Agencia Espacial Europea, en específico, en el proyecto de la Estación Espacial Internacional (EEI), ha impartido conferencias, cátedras, escrito varios libros, conducido programas de televisión y realizado cualquier actividad encaminada a divulgar la ciencia. 

Laura Delgado López

Laura Delgado López, analista de política pública en la Dirección de Misiones Científicas. Imagen utilizada con permiso del titular de los derechos de autor

En su natal Puerto Rico y durante su adolescencia, Laura Delgado pensaba que se dedicaría al arte de tiempo completo, ya que en las ferias solía vender tablillas grabadas mediante la técnica de pirograbado. Quizá la NASA no formaba parte de sus planes iniciales, pero “estaba segura de querer una carrera que le permitiera viajar y rodearse de gente de la que aprender a diario”.

Delgado no estudió ninguna ingeniería ni ha dedicado su vida a los laboratorios. Mientras cursaba la licenciatura en ciencias políticas tuvo la oportunidad de realizar una pasantía en Washington, D.C., donde tuvo su primer acercamiento con la política espacial.

Desde 2018 es analista de política pública en la Dirección de Misiones Científicas, donde brinda apoyo a las misiones robóticas de la agencia para “explicar el porqué y el cómo” de estas. Además, ayuda a la NASA a seguir de manera correcta las políticas, leyes y regulaciones que afectan estas actividades.

Eduardo Bendek

Eduardo Bendek, especialista en sistema optomecánicos de telescopios en busca de exoplanetas. Imagen utilizada con permiso del titular de los derechos de autor

Afiliado al Centro de Investigación Ames y al BAER Institute de la NASA, Eduardo Bendek, ingeniero mecánico especializado en astrofísica por la Universidad Católica de su natal Chile, tiene más de 10 años de experiencia en el diseño, la integración y el funcionamiento de sistemas optomecánicos de última generación para telescopios terrestres y espaciales. 

Doctor en ciencias ópticas por la Universidad de Arizona, el trabajo de Bendek, que abarca a la óptica adaptativa, el control del frente de onda, las imágenes de alto contraste y los grandes sistemas ópticos fuera del eje, ha sido fundamental para detectar exoplanetas desde la Tierra y el espacio; incluso lo hizo merecedor a la Medalla al Logro Tecnológico Excepcional de la NASA en 2015.

Entre las misiones en las que ha participado están ACESat, dedicada a la obtención de imágenes de exoplanetas en el sistema estelar Alfa Centauri y  MAP, una sonda de microarcosegundos para detectar y medir planetas alrededor de estrellas cercanas. 

Diana Trujillo

Diana Trujillo, líder del equipo de ingenieros del Laboratorio de Propulsión a Chorro a cargo del brazo robótico del rover Perseverance. NASA

Diana Trujillo no solo es una de las científicas del siglo XXI más importantes y una de las latinas más influyentes en tecnología, es un ejemplo de superación para muchas mujeres y hombres que salen de sus países en busca de una mejor calidad de vida.

Luego de llegar a Estados Unidos con apenas 17 años, $300 dólares y sin conocer el idioma, la ingeniera aeroespacial colombiana, motivada por las historias de otras mujeres que han participado en misiones de la NASA, aplicó para una pasantía en esta agencia; al ser seleccionada se convirtió en la primera mujer migrante de origen hispano en ser admitida en un programa de este centro de investigación estadounidense.

Trujillo se unió a la NASA en 2008 y desde entonces ha participado en diversas misiones espaciales humanas y robóticas entre las que destaca su liderazgo en la misión Curiosity y el desarrollo del brazo robótico del rover Perseverance —del que además narró su amartizaje en español, en febrero de este año—. Hoy día es directora de vuelo de la misión Mars 2020.

Carlos Fontanot

Carlos Fontanot, gerente de imágenes de la Estación Espacial Internacional. Imagen utilizada con permiso del titular de los derechos de autor

Inspirado en su abuelo materno, un migrante alemán que al llegar a México se dedicó a la fotografía, Fontanot siempre ha estado interesado en las imágenes, ya sean fijas o en movimiento. Al igual que su abuelo, migró a otro país, en su caso fue de México a Estados Unidos, donde se graduó en comunicaciones (radio, televisión y cine) de la Universidad de Houston.

En 1990, este ingeniero llegó a la NASA, al área de televisión, para procesar y supervisar las imágenes capturadas por los por transbordadores STS (Space Transportation System). Luego, trabajó en relaciones públicas, en la fase 1 de la Estación Espacial Internacional, labor que lo llevaría a cambiar una vez más su residencia, pero ahora a Moscú, para preparar el primer vuelo tripulado a la EEI y transmitir estas imágenes al mundo.

Carlos Fontanot es gerente de imágenes de la Estación Espacial Internacional en el Centro Espacial Johnson desde hace dos décadas. Él y su equipo se encargan de administrar, catalogar, archivar y distribuir las miles de imágenes y videos fascinantes de la Tierra que vemos a diario provenientes de la EEI.

Ali Guarneros Luna

Ali Guarneros Luna, colaboradora de la Oficina de Sistemas de Seguridad y Garantía de Misiones. Imagen utilizada con permiso del titular de los derechos de autor

Quizá el nombre de esta mexicana no sea tan conocido fuera de la NASA, pero no por ello su labor es menos trascendente. La historia de vida de Ali Guarneros es por mucho motivo de orgullo, pues supo anteponerse ante los retos más inimaginables hasta convertirse en una de las investigadoras más importantes en Estados Unidos.

Hoy colaboradora a tiempo completo del Centro de Investigación Ames, en Silicon Valley —adonde llegó en 2010—, Ali, su madre y hermanos migraron a EEUU tras el sismo de 1985 que devastó gran parte de Ciudad de México, donde nació.

Si bien desde niña siempre deseó ser ingeniera aeroespacial, antes de poder estudiar tuvo que trabajar para apoyar a su familia hasta que, con cuatro hijos pequeños —dos de ellos con necesidades especiales—, comenzó su preparación profesional.

Con más de 30 años, Ali Guarneros llegó a la NASA para una pasantía, y nunca se fue. Hoy es la encargada de desarrollar tecnologías que permitan ahorrar tiempo y dinero, como satélites miniatura de bajo costo que ayudan a misiones espaciales futuras y proyectos relacionados con la EEI.

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Para celebrar el 34 aniversario del lanzamiento del legendario Telescopio Espacial Hubble de la NASA, los astrónomos tomaron una instantánea de la Pequeña Nebulosa de la Mancuerna, también conocida como Messier 76 o M76, ubicada a 3.400 años luz de distancia en la constelación circumpolar septentrional de Perseo. NASA, ESA, STScI
La nebulosa toma su nombre de su forma de doble lóbulo, con dos regiones de gas colorido que brillan en una estructura similar a un globo que se pellizca en el medio como una mancuerna. La forma es creada por una estrella en el centro, visible solo como un punto blanco, que ha llegado al final de su vida como una gigante roja y ha arrojado capas de polvo y gas. Estas capas viajaron hacia afuera, creando la forma de concha de cada uno de los lóbulos. El gas brilla debido a la radiación ultravioleta emitida por la estrella en el centro, que es uno de los remanentes estelares más calientes conocidos a una increíble temperatura de 250.000 grados Fahrenheit, o 24 veces la temperatura de la superficie del sol.

Los científicos creen que esta estrella moribunda alguna vez tuvo una estrella compañera, lo que afectó la forma en que se desarrolló la capa de polvo y gas. Aunque esta compañera ya no es visible, lo que sugiere que pudo haber sido tragada por la gigante roja, podría haber creado una estructura de anillo, que creó el punto de pellizco central de los lóbulos.

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