Y es que Aston quiere competir con su Valkyrie en las 24 Horas de Le Mans, según las palabras de su presidente ejecutivo, Andy Palmer, en una entrevista dada a Autocar. Es una posibilidad emocionante, que pondría a prueba la creación definitiva de Aston en una de las carreras más duras y legendarias del mundo. Pero hay un problema.
Los autos que compiten en Le Mans actualmente se dividen en dos categorías: prototipos y autos GT. Los prototipos son máquinas diseñadas especialmente para la competición, mientras que los autos GT son modelos de producción modificados. Aston ganó la categoría superior para autos GT en 2017 y planea regresar el próximo año con una versión de carreras de su nuevo Vantage. Pero los autos GT no pueden competir por la victoria general, y eso es exactamente lo que Aston quiere para su Valkyrie.
«Mi perspectiva personal es muy clara: Aston Martin nunca competirá en una categoría de prototipo porque [esta categoría] no tiene relevancia para nosotros», dijo Palmer. «Pero si nos permitieran competir con los derivados de los autos de carretera, eso sería muy interesante para nosotros y, sospecho, también para los fanáticos».
Palmer imagina una clase superior en la que los superdeportivos más extremos, como el Valkyrie, el McLaren P1 y el Ferrari LeFerrari, compitan por la victoria general en Le Mans. Más o menos volvería el reloj a la década de 1990, cuando vehículos como el Porsche 911 GT1 y el Mercedes-Benz CLK GTR desdibujaron la línea existente entre los automóviles y los prototipos. Esto requeriría un cambio en las reglas, pero si sucediera, se abriría la puerta a la primera victoria general de Aston en Le Mans desde 1959.
Cambiar las reglas para que un auto en concreto pueda competir puede parecer un poco exagerado, pero lo cierto es que Le Mans y el Campeonato Mundial de Resistencia FIA adjunto están en pleno proceso de cambios en estos tiempos. Ahora que Porsche se ha ido, Toyota es el único fabricante de automóviles que compite en la categoría LMP1-H superior. Al mismo tiempo, el Ford GT podría haber incumplicdo las reglas de los autos de la clase GT. Las versiones de carreras y “de calle” se diseñaron al mismo tiempo, lo que llevó a algunos competidores a quejarse de que Ford había construido un automóvil de carreras y lo había después convertido en un automóvil de carretera, y no al revés, como se supone que debe ser.
Una clase superior en Le Mans basada en superdeportivos modificados podría atraer el interés de los fabricantes de automóviles al crear un espacio de competición para modelos como el Valkyrie, el Ford GT y otros que resultan demasiado extremos para ajustarse al espíritu de las reglas de la clase GT. También podría —como sugirió Palmer— reavivar el interés de los fanáticos, ofreciendo un espectáculo de superdeportivos que haría “babear” a cualquier amante de los deportes de motor. Veremos ahora si Aston tiene la influencia política suficiente como para crear estos cambios.
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