Sí, yo fui uno de ellos: no creía que el auto eléctrico (VE) fuera realmente una alternativa, teniendo en cuenta que, además, viajaba con relativa frecuencia, y pensaba que no tenían autonomía, que resultaban caros y que realmente no estábamos preparados para este cambio de paradigma. Sin embargo, poco a poco fue cuajando en mí la idea seria de vender mi contaminante diésel, asediado por las restricciones de tráfico en las ciudades y una legislación a la fuerza cada vez más exigente, y pasarme a un eléctrico. Ya describí desde estas líneas mi pequeña odisea contra el sistema para comprarme un auto eléctrico y ahora vamos a conocer de primera mano cómo es realmente el día a día con este tipo de vehículo acabando con todos los mitos.
Son más caros
Se trata de uno de los mitos que más están frenando la expansión de los VE: la barrera de entrada del precio. Está claro que un Tesla no es un auto barato si se compara con un modelo de combustión de su gama, o dicho de otra manera, por lo que paga por un Model 3 base, uno se puede hacer con un Audi o BMW bastante bien equipado. Y es aquí donde termina el análisis de la mayoría, cuando se trata de un error: el coste de un auto no termina en el momento en el que lo compramos, sino a lo largo de su vida útil. ¿Cuánto pagamos por combustible? ¿Y revisiones? Cleantechnica ha llevado a cabo una reveladora comparativa entre un Model 3 y un Honda Civic (sí, no es broma), y te sorprenderá que al cabo de cinco años, el coste de ambos autos es muy similar. O si quieres verlo de esta manera, los bajos costes de mantenimiento del auto eléctrico ha logrado compensar el casi doble precio del Tesla frente al pequeño Honda. ¿No hubiera preferido adquirir un Tesla el propietario del Honda de haber tenido esto en cuenta?
No se puede viajar con ellos
Este es, sin dudarlo, del mayor freno que echa por tierra la compra de un auto eléctrico, y no es real. Los últimos modelos cuentan ya con autonomías que superan los 300 kilómetros por carga, una distancia que permite un viaje entre cargadores sin problema algo. En el momento en el que escribo estas líneas, estoy a 400 kilómetros de distancia con mi BMW i3 y en las peores condiciones posibles debido al invierno, pero sin mayores inconvenientes superados los sustos del primer viaje. Lo único que es necesario es llevar a cabo una planificación previa antes de lanzarse a la carretera para conocer de ante mano en qué puntos haremos las recargas.
Necesitas un garaje privado para cargarlo
Reconozco que este arraigado mito fue el que más me frenó a la hora de adquirir mi auto ya que no dispongo de la posibilidad de cargar en mi garaje y esta manera de recargar es la más barata. Sin embargo, no tengo ni un problema en recargar mi auto en los múltiples puntos de recarga repartidos por toda mi ciudad, y hay muchos más de los que imaginaba.
Los viajes se hacen más incómodos
Si bien es cierto que hay que estimar que por cada parada para recargar es necesario esperar unos 40 minutos o media hora, la realidad es que uno se acostumbra a ello y descubre que los viajes son mucho más seguros. ¿Por qué motivo? Te zafas de las prisas por llegar a tu destino (con un VE no hay prisa que valga en un viaje largo), y por otro lado, te ves obligado a descansar cada hora y media de viaje, lo que hace que estés siempre atento a la carretera y sin síntomas de cansancio. Al final, se trata de habituarse y aprovechar las cargas para comer, tomar un café, pasear al perro o trabajar.
Hay que estar loco para comprar un auto eléctrico ahora
El ‘mejor esperar un poco’ lo habrás escuchado mil veces. ¿Esperar a qué? Hoy mismo, puedes realizar una conducción en un VE en unas condiciones muy parecidas a un auto de combustión en términos de tiempo, y en muy favorables en experiencia de conducción, tecnología y costo. Nos han transmitido el mensaje equivocado de que los autos modernos de combustión apenas contaminan y que los VE son una aventura para esnobs o arriesgados early adopters que pagarán caro su atrevimiento, pero una vez que conduces a diario un automóvil de estas características sabes que no hay vuelta atrás.
Lo cierto es que algo de pionero sí que tiene esto de lanzarse a las carreteras en un vehículo eléctrico, y lo sabes cuando llegas a un punto de recarga y te encuentras con otros usuarios como tú: hay complicidad, buenas sensaciones y una grata conversación. Es como si te encuentras a un paisano tuyo en la mitad de Groenlandia y te dan ganas de darle un abrazo; aquí sucede casi lo mismo, pero lo que se comparten son excelentes momentos en una grata conversación. Que no te engañen, los VE son ya una realidad y serán mayoría en menos tiempo del que crees.