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Revisión Dodge Challenger SRT Hellcat Widebody 2018

El Dodge Challenger SRT Hellcat Widebody 2018 no sacrifica potencia por comodidad

La aventura, su presencia y comodidad hacen que tener este auto sea de lo mejor.

Ventajas

  • Super poderoso
  • Look clásico pero desafiante
  • Asientos cómodos y buena suspensión
  • Los ruidos suenan muy bien

Desventajas

  • Consume mucho combustible
  • El lugar del freno de emergencia es rídiculo

Puntaje

8/10

De alguna manera, los muscle car representan uno de los segmentos de vehículos más versátiles de la actual escena motor, gracias a su capacidad de hacer todo lo posible manteniendo sus características básicas: gran potencia, cuerpo robusto y tracción trasera. Siéntate cómodamente, mira el camino y transpórtate imaginariamente a la familia en los monstruos V8, unas verdaderas maravillas de la ingeniería moderna.

Los tres clásicos competidores se llaman Chevrolet Camaro, Ford Mustang y Dodge Challenger. El último de ellos, potenciado por el motor Hemi, ha sido el más lento en evolucionar. Con características que datan de la época de las cavernas y un diseño que es tan reconocible hoy como lo era en 1969, es un bruto sin complejos, de esos que se van a las manos cuando deben solucionar problemas. Esta cruda pero efectiva estrategia está más genuinamente representada por el Challenger SRT 2018 Widecat Widebody ($73,340 dólares). Como respuesta al Camaro ZL1 1LE ($ 71,295 dólares) y al Mustang GT350R de Ford ($ 64,435 dólares), armas más afiladas en comparación con los deportivos europeos, Dodge equipa a su más agresivo felino con ostentosos guardabarros, neumáticos más anchos y también una suspensión más rígida.

La diferencia que esos ajustes producen sobre la pista no se abordarán aquí, porque nuestro tiempo con Hellcat de espladas anchos fue en el camino, para así sopesar su verdadera relevancia dentro del segmento de los musculosos.

Diseño interior y exterior

El Hellcat Widebody tiene quizás la nomenclatura más honesta de todos los vehículos modernos. Súbete a uno y comprenderás de inmediato de dónde viene la parte “Hellcat” (“Felino infernal”); mira otro y sabrás por qué lo han bautizado «Widebody» (“Cuerpo amplio”). Con 3.5 pulgadas (8.9 centímetros) de ancho adicional sobre el Hellcat estándar, el Widebody tiene una presencia similar al de un bulldog: bajo y ancho, con hombros musculosos. Sus imponentes guardabarros sobresalen con neumáticos de 305 secciones en las cuatro esquinas. Las llantas oscuras pintadas de 20 pulgadas albergan frenos Brembo de seis pistones delanteros y cuatro pistones traseros (disponibles en una selección de colores).

El resto del Hellcat ya lo conocemos: es tan amenazante como nostálgico. Su capó ventilado y recortado fue pintado para combinar con el color de la carrocería, aunque por un costo adicional de $1,950 dólares puedes conseguirlo en negro satinado. Los faros «Air Catcher» con cámaras de admisión se ubican a ambos lados de una rejilla rectangular de malla negra. El emblema de Hellcat adorna la cara, los costados delanteros y el alerón del maletero. Su frontal sobresaliente ofrece una excelente la aerodinámica para el automóvil (y la tira de espuma naranja y amarilla que viene de fábrica no ayuda, por lo que debes quitársela rápidamente). Su silueta de líneas duras, pliegues agudos y extensas superficies planas son claras involuciones de su antepasado del Challenger, al igual que sus luces traseras rectangulares led.

La cabina del Challenger no hace justicia con sus enormes proporciones exteriores.

Una vez arriba, comprobamos que la cabina del Challenger no hace justicia con sus enormes proporciones exteriores, pero igualmente ofrece bastante espacio para dos adultos de tamaño normal y dos niños o quizá un par de amigos pequeños o lo suficientemente flexibles. Sin duda, sus butacas delanteras ergonómicas de grueso cuero son las principales culpables de la reducción del espacio para las piernas de los ocupantes de la segunda fila, pero se agradecerán cada vez que recorras un largo trayecto. Aunque la suspensión adaptativa del Hellcat merece algo de crédito por suavizar los viajes, son los aposentos y la buena aislación del habitáculo son elementos que hacen fácil un viaje por carretera. Un portamaletas amplio (con una capacidad de 16 pies cúbicos o 453 litros) también aporta en ese sentido.

La calidad interior es una mezcla: algunos plásticos baratos se abren paso en la cubierta del volante, los accionadores de los vidros, el tablero y las áreas debajo de la línea de las ventanas. La mayoría de los puntos de contacto comunes, sin embargo, son de sustancias atractivas al tacto y la vista. La palanca de cambios forrada en piel no es delicada ni rústica, mientras que su pomo forrado en piel tiene una textura suave y el acabado metálico luce duradero.

Miles Branman/Digital Trends

Nuestra mayor queja con el diseño de la cabina –y aquí hablamos muy en serio- es con la ubicación del freno de emergencia. Mientras que un gran número de autos deportivos contemporáneos cambian la palanca montada en la consola por un botón o perilla electrónica, Dodge ha provisto a su Challenger de un freno operado por pedal, como si fuera una camioneta. Esta es una decisión especialmente extraña en modelos con transmisión mecánica, que ya tienen abarrotado el piso del conductor con el acelerador, el embrague y el freno. Agregar un cuarto pedal es simplemente molesto. Es cierto que los propietarios se acostumbrarán, pero no deberían tener que hacerlo: hay mucho lugar a lo largo de la consola central para agregar un botón.

De esa manera, el Challenger SRT Hellcat se transforma en la manera más clásica y efectiva para asustar a los conductores de un Prius y excitar a quienes peinan canas.

Dinámica conductiva

La aerodinámica avanzada, los esfuerzos para ahorrar peso y la delicada sintonización del chasis son geniales formas de mantener la cara externa de los neumáticos lejos del muro en una pista de carreras, pero también hacen del vehículo un lugar menos confortable. Ensanchar las llantas del Hellcat y volver a ajustar su suspensión afectó un poco su desempeño en la carretera. Sigue siendo el cómodo crucero que conocemos y amamos, pero con un golpe de 707 caballos de fuerza (hp), por supuesto.

Dodge ha provisto a su Challenger de un freno de emergencia operado por pedal, como si fuera una camioneta.

En teoría, la transmisión manual Tremec de seis velocidades del Hellcat Widebody es más lenta que una automática de ocho marchas en dos décimas de segundo a 60 mph (97 kmh), pero no un antecedente relevante en carros ajenos a la alta competencia. Este es un vehículo visceral, uno adecuado para una caja de cambios manual. Sorprendentemente, el 30 por ciento de los conductores del Hellcat están de acuerdo con que así lo sea, es decir, 25 por ciento más que la tasa promedio de aceptación entre los consumidores de automóviles vendidos en Estados Unidos. Justamente es la mezcla entre la transmisión y el estruendoso bramido del motor sobrealimentado de 6.2 litros lo que convierte a los adultos en niños.

Sintonizar el ruido con la velocidad es una cosa fenomenal. En las SRT Performance Pages de UConnect, encontrarás un menú de control de lanzamiento con control ajustable de rpm. Fija la velocidad que desees del motor y el nivel de aceleración, pisa el embrague y el sistema electrónico de control de estabilidad te permitirá esprintar en 3.9 segundos hasta las 60 mph (kmh). Tratar de mejorar manualmente tal reacción, incluso con una pulgada de llanta extra, es extremadamente difícil. Lo más probable es que terminemos cediendo al canto de sirena del propulsor Hemi y acabemos sin cubiertas en el eje trasero.

Cabe preguntarse si el Widebody no es el mejor para correr el cuarto de milla (o quemar llantas entre semáforos, según sea el gusto de cada cual), ¿cuál es su fortaleza? La estabilidad, queridos amigos. El Hellcat estándar necesita poco más que una patada al acelerador para convertir una curva rápido en un derrape, pero la versión más audaz merece perfilarla con más elegancia. Exigir los neumáticos sigue siendo posible, pero tan o más gratificante es administrar las 4.500 libras (2.400 kilos) de tu bestia trazando con sapiencia una curva cerrada. Aunque el bamboleo de la carrocería es inevitable sobre esta anticuada y gigantesca mole, las maniobras suaves, la aceleración a dosis pausadas y el descenso armónico de marchas sacan lo mejor de este modelo.

Además, no es necesario conducir como un bruto si no te gusta. Basta cambiar el modo de manejo a automático y deja que la suspensión adaptativos absorba las asperezas de la ruta. Si sientes que 707 hp es demasiado para ti, una tecla negra limita la potencia a 500 hp. Sin embargo, hagas lo que hagas, no esperes que el consumo combinado vaya más allá de las 16 millas por galón (6.8 kilómetros por litro).

Un salvaje con modales

Aunque parece una criatura indómita merodeando por la ciudad, el Challenger SRT Hellcat es una máquina bastante sofisticada. Algunas funciones prácticas, como el arranque remoto y el control de crucero adaptativo, están limitadas a los automóviles equipados con transmisión automática, pero los accesorios universales incluyen asientos calefaccionados y ventilados, volante con calefacción, asientos eléctrico (con seis posiciones en el lado del conductor y cuatro para el copiloto), dos puertos USB, un sistema de sonido Harmon Kardon de 18 bocinas, climatizador  automático bizona, Bluetooth y radio Sirius XM.

También es estándar el sistema de infoentretenimiento UConnect de Chrysler, al que accedes a través de una pantalla táctil central de 8.4 pulgadas y un monitor de controlador configurable de siete. Con Apple CarPlay y la conectividad Android Auto, la interfaz es una perfecta compañera para la mayoría de los teléfonos inteligentes. El sistema nativo también es bastante competente, con una intuitiva estructura de menús, buen tiempo de respuesta y nítidos gráficos. Los puntos en contra los constituyen una proyección de la cámara trasera algo oscura y de baja resolución, así como un software de navegación torpe (Apple o Google Maps son mucho mejores). Para aquellos que prefieren lo clásico, el Challenger tiene controles manuales para la configuración de la temperatura y botones al volante para sus menús.

Garantía y seguridad

Dodge ofrece tres años o 36,000 millas (58 mil km) de garantía y una cobertura de cinco años o 60,000 millas (96 mil km) para el motor de su Challenger SRT Hellcat 2018. Los plazos coinciden con los de las marcas de la competencia en sus “muscle cars”, aunque Chevrolet va más allá al incluir dos años de mantenimiento programado de cortesía. El Hellcat, en sus versiones sedán Charger y coupé Challenger, ha estado en venta desde 2014. Desde ese momento, los propietarios han reportado una gran confiabilidad con el solo mantenimiento de rutina (y cambios frecuentes de neumáticos) para mantener los bríos de la bestia de 707 caballos de fuerza.

El Challenger Hellcat 2018 viene de serie con múltiples airbags para el conductor y el acompañante, así como bolsas de cortina delanteras y traseras suplementarias, control de estabilidad, control de tracción, luces diurnas led y monitoreo de punto ciego. También equipa sensores de estacionamiento, una cámara de respaldo, control de crucero adaptativo (solo modelos automáticos) y alertas de tráfico cruzado posterior. Eso sí, la marca no tiene disponibles funciones adicionales de asistencia al conductor o de seguridad pasiva para su Hellcat.

El carro de nuestros sueños

El Challenger SRT Hellcat Widebody 2018 viene con una larga lista de equipamiento estándar y pocos opcionales para elegir. Por lo mismos, los alcances de nuestra configuración ideal se basan meramente en preferencias estéticas. Para maximizar su aspecto intimidante, elegimos para el exterior el tono “destroyer grey” con el asiento de cuero “demonic red” ($295 dólares). Si bien la TorqueFlite automática de ocho marchas es una gran caja de cambios, preferimos la sensación tradicional de una manual de seis velocidades. El único kit funcional que no nos perderíamos son los neumáticos lisos de alto rendimiento Pirelli P Zero ($695 dólares). En total, nuestro Hellcat Widebody perfecto tiene un costo de $74,330 dólares, lo cual incluye importe de gasolina obligatorio de $1,700 dólares y tarifas de destino de $1,345 dólares.

Los otros duros

Si no te puedes sacar de la mente un musculoso americano generoso en fuerza G, hay otras opciones de satisfacer tu obsesión. El Mustang Shelby GT350R de Ford y el Camaro ZL1 1LE de Chevrolet son acérrimos rivales del Hellcat Widebody de Dodge, ambos con una buena sensación de manejo y costos para sus versiones de entrada más bajos. Los tres vehículos vienen con cajas automáticas y manuales, tienen tracción trasera y cuentan con motores de ocho cilindros, de maravilloso bramar. Mientras que el ZL1 es el más rápido en llegar a 60 mph (3.7 segundos), el Hellcat ostenta la mayor potencia y el Mustang tiene un agarre más óptimo. Si los metes a un circuito, el Hellcat Widebody tendría dificultades para seguir a sus contendores, dado que son más livianos y aerodinámicamente superiores. Si los tiempos de vuelta te quitan el sueño, no lo dudes y elige entre Ford y Chevrolet.

Evaluación final

El gato de Dodge no está para comerse las sobras del Camaro ZL1 1LE ni del Mustang GT350R. No se conformará con menos que costillas asadas al calor de sus gomas ardientes untadas en salsa barbacue. ¿El Widebody se agarra mejor y ​​es más confiable en las curvas que el Hellcat estándar? Absolutamente. Sin embargo, lo que más importa es cómo nos hace sentir. Sus abultadas líneas, las insignias con colmillos y las líneas clásicas emocionan los sentidos y generan una sensación de orgullo que podríamos creer que no merecemos.

Es cierto: el Challenger debería perder algunas libras y darnos una o dos millas extras por galón. Pero nuestro temor es que esa eficiencia pudiese robarle identidad. Por ahora, tiene una potencia más que suficiente, una lujosa presencia, equipamiento tecnológico razonable y un cuerpo magnífico.

¿Deberías tenerlo? No luches contra tus impulsos de derrochar en un Hellcat Widebody. No te arrepentirás.

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Juan José Castillo
Ex escritor de Digital Trends en Español
Juan José se ha desempeñado por cerca de dos décadas como periodista en medios de comunicación e instituciones públicas…
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