Red Dead Redemption sí que excede sus expectaciones para hacerle honor a su nombre. Rockstar Games nos sitúa en las botas de John Marston, un forajido de la ley forzado a cazar a los bandidos con los que creció desde la perspectiva del Lejano Oeste en 1911. Y el estudio nos presenta, a su vez, una apuesta más que ambiciosa para un juego de mundo abierto.
Desde duelos a punta de pistola y estereotipos en cada personaje con quien interactuamos, se trata de un viaje que aún vale la pena emprender, incluso 8 años después de su salida.
Salvo por aquellas personas que hayan estado alejadas de internet por completo durante 2010 y en adelante, cuesta creer que haya demasiados jugadores sin saber lo aclamado que fue Red Dead Redemption por el correr de los años. Sin embargo, la PlayStation 3 se tomó su tiempo para llegar a mi hogar, y en la única oportunidad que había tenido de jugarlo no pasé de las dos horas. No me malinterpreten, soy un gran fan de Rockstar, pero siempre me sentí abrumado por la escala de la serie Grand Theft Auto o lo extraño que se sentía jugar Manhunt.
Pero Red Dead Redemption es un videojuego que se diferencia con una historia personal alrededor de su personaje principal, atado entre intereses políticos y el bienestar de su familia.
UN MUNDO WESTERN CON ALGUNOS TRASPIES
El relato de John Marston comienza con la confrontación de su objectivo, portando sólo sus agallas y su pistola. Pero el forajido es abatido en segundos y dejado por muerto. Bonnie MacFarlene, una granjera que vivió toda su vida en el rancho de la familia, lo encuentra tirado a un costado de la carretera y se hace cargo de curarlo.
Ella es tan sólo la primera persona de numerosos aliados que nos toparemos en el camino del vaquero, siempre teniendo que realizar una serie de misiones para cada uno, tal como Rockstar nos tiene acostumbrados. En su mayoría se trata de llevar a cabo favores que, a veces de manera lenta y hasta tediosa, revelan más información sobre el argumento principal.
Alguns tareas incluyen capturar y domar caballos salvajes, alejar cuervos del granero, o incluso arrear ganado, siguiendo el espíritu campirano. Sin embargo, no tardaremos mucho en destrozar todo en nuestro camino con rifles Winchester, escopetas y pistolas. Pero Marston deja sus intenciones claras desde el primer momento. Él no está aquí para brindar un servicio a la comunidad, ayudar a comenzar una revolución o darle una mano al tirano de turno.
Sólo tiene un objetivo en mente: encontrar a los miembros de su antigua pandilla para terminar su trabajo y regresar a su hogar con su familia.
Red Dead Redemption es un juego de mundo abierto puro y duro, ofreciendo todo lo que uno puede esperar del género, pero con una pizca de Spaghetti Western que genera un sabor particular. Puedes mirar películas animadas un tanto bizarras en el cine del pueblo o jugar blackjack y poker en tabernas con los pueblerinos.
También hay actividades como aceptar contratos para capturar bandidos y participar de duelos. Sí, tal como los que tú recuerdas de las películas de Western.
Me hizo creer que todos estos personajes tenían sus problemas apartados de mis interacciones.
Los eventos aleatorios son de lo mejor del juego. Una persona que puede parecer inocente a simple vista, puede pedirte ayuda desde su caravana al costado de la carretera, sólo para revelar a un grupo de bandidos esperando a la primer víctima en caer en la trampa.
En otros casos tú deberás atrapar a un bandido con tu laso, o participar de un robo y obtener una tajada del botín.
Pero el momento más memorable que me tocó vivir en Red Dead Redemption involucró a una mujer siendo sostenida por los guardias de un pueblo mientras se preparaban para ejecutar a su amado. Sus gritos podían ser escuchados a millas de distancia. Cuando llegué, me detuve a observar la escena, tratando de decidir si sería buena idea interceptar a los guardias para detener la ejecución.
Pero antes de que pudiera llegar a un acuerdo con mis principios, ya era demasiado tarde. Los guardias despejaron el lugar, soltando carcajadas y burlándose de sus víctimas, mientras que la mujer corrío hacia el interior y se desplomó al lado del cuerpo de su amado en llanto.
En las primeras ocasiones, ser una parte de estos eventos le trajo vida a mi experiencia con Red Dead Redemption. Me hizo creer que todos estos personajes tenían sus problemas y situaciones de vida más allá de las interacciones de Marston con ellos. Pero lamentablemente estos eventos se repiten a lo largo del juego, perdiendo ese impacto inicial al punto de ignorarlos por completo cuando se volvieron monótonos.
Otro apartado del que no pude convertirme en fan es el sistema de recolección. Hay un sinfín de flora y fauna para buscar en el juego, pero no tardé mucho en sentirme abrumado por la variedad (bordeando la exageración) sin un objetivo que fuera lo suficientemente entretenido para recolectarlo todo.
Tú también puedes pasarte por tiendas para intercambiar pieles y carne de animal por armas o medicina, pero apenas hice uso de las mismas. Desde el momento en que adquirí un rifle de caza y una escopeta de doble barril, no tuve motivos para comprar nada más.
UNAS BOTAS CON MUCHO ESPACIO PARA LLENAR
Red Dead Redemption agrega un sistema de karma por encima de su ya presente complejidad, pero en esta ocasión se trata de un acierto. En el juego, éste se divide en Honor (compuesto por acciones como atacar civiles o llevar a cabo robos) y Fama (el resultado del reconocimiento público por tus acciones).
Ambos sistemas ofrecen bonus e items dependiendo en el camino que tú eliges tomar. Mientras que un nivel alto de «Honor» puede brindarte descuentos en las tiendas, «Fama» puede darte respeto o poner un precio en tu cabeza. Es un sistema que hace que cada interacción con el mundo tenga un propósito.
Para ser un juego de mundo abierto lanzado en 2010, Red Dead Redemption aún se siente masivo. Cada uno de sus sistemas es intrincado a su manera, y el nivel de detalle de todo lo que rodea a Marston es tangible. Por fortuna, no carece de mecánicas que harían de una estadía tediosa por su tamaño.
Puedes salvar la partida de forma ilimitada utilizando kits de campamento, siempre presentes en tu inventario, los cuales además te permiten realizar viaje rápido a través del mapa.
También se siente bien de jugar. Disparar funciona de maravilla, e incluso hay una diferencia en el uso de cada tipo de arma. Sin embargo, me vi obligado a hacer un uso permanente del auto apuntado, ya que la versión de PlayStation 3 sufre de caídas de frames constantes durante grandes tiroteos.
Pero lo más destacado es el sistema Dead Eye, el cual te permite ralentizar el tiempo para apuntar a varios enemigos a la vez, desatando una seguidilla de disparos en simultáneo. En las decenas de horas que me llevó ver los créditos en Red Dead Redemption, usar el Dead Eye nunca envejeció.
Algunos «bugs» hicieron presencia durante mi estadía, aunque terminaron siendo más cómicos que molestos. En una ocasión, mientras realizaba un evento aleatorio en el que debía proteger a un mercader de un grupo de bandidos, aprendí por la fuerza que los enemigos en Red Dead Redemption solo quedaran incapacitados si tú les disparas en las piernas.
Mientras estaba hablando con el mercader, y se activaba una cinemática durante el diálogo, el último bandido que yo creía muerto le disparó. Desafortunadamente para mi, y para la fortuna de John, el bandido le perdonó la vida por razones que quedarán en un misterio absoluto.
Pero me dejó plantando en el lugar sin ninguna forma de escaparme o abrir un menú, por lo que debí reiniciar el juego por completo. Hubo otros «bugs» como personajes atascándose en paredes, pero nada tan grave como quedar atrapado en una cinemática por toda la eternidad.
Mientras veía rodar los créditos, no podía dejar de tener sentimientos encontrados.
El juego alcanza su meta exhilarante cuando se enfoca en la historia de John Marston. Y no tengas dudas de que se trata de una historia un tanto… agridulce.
Nadie puede negar todas las cosas horribles que John Marston y su grupo han hecho. Es una realidad que es recordada constantemente a lo largo del juego. Pero es difícil presenciar a un forajido reformado, quien ahora formó una familia y vive en una granja, ser forzado a confrontar los restos de sus acciones pasadas.
John puede haber superado su antigua vida, y está dispuesto a hacerlo todo para volver a ver a su familia, pero aún tiene complicaciones al momento de confrontar a quienes solían ser familia cuando creció.
Es una historia de redención que no hace más que volverse más complicada lo más profundo que escavamos en la misma. Cuando te acercas a los últimos momentos, tú comienzas a sentir que Marston no se merece todo lo que fue impuesto sobre él, incluso cuando la suerte no está a su favor. Y mientras veía rodar los créditos, no podía dejar de tener sentimientos encontrados.
Red Dead Redemption aún sigue siendo una experiencia que vale la pena vivir, incluso si deseas ignorar todos sus elementos de juego abierto y lanzarte de lleno a la historia principal. Si no eres fan de las secciones de disparos, puede que las misiones se vuelvan repetitivas pronto, pero sin dudas se trata de la historia de John Marston lo que te impulsará al final.
Tan sólo puedo esperar que Red Dead Redemption 2 pueda mantenerse en su legado, ya que incluso con un mundo abierto mucho más grande y repleto de vida Arthur Morgan, el nuevo protagonista, tiene que llenar unas botas muy grandes dejadas por su antecesor.