Una compañía sueca desarrolló un chip que se implanta bajo la piel y que almacena el pasaporte de vacunación contra el COVID-19 de la persona que lo porta.
El chip, creado por Epicenter, utiliza un sistema de comunicación de campo cercano, también conocido por sus siglas en inglés NFC. Similar a otros con la misma tecnología, al acercar el chip a un dispositivo se envía la información que, en este caso, está relacionada a las vacunas que se ha puesto el paciente.
El chip tiene el tamaño de un grano de arroz y se puede implantar ya sea en el brazo o en la mano entre los dedos pulgar e índice. La verificación de los datos ocurre de manera casi instantánea.
https://twitter.com/SCMPNews/status/1471797322531049472?s=20
Una de las primeras personas en experimentar con esta tecnología es Hannes Jöblad, empleado de Epicenter y fundador de la Asociación Sueca de Biohackers, quien es el protagonista del video que se muestra más arriba.
Jöblad es también un activista que promueve la integración de diversos aparatos cibernéticos en el organismo, como el chip de Epicenter.
La empresa asegura que la implantación de un chip de este tipo no es definitiva, sino que se trata de un proceso completamente reversible y que no debiera dejar mayores cicatrices en la persona. Por otra parte, tampoco se necesita una aplicación especial en el teléfono o alguna herramienta secundaria para que el chip funcione y que sus potenciales usos son mucho más que solo un sofisticado pasaporte de COVID-19.
Si bien la tecnología no es masiva —y aún no se sabe si lo será alguna vez—, la compañía sueca ya la ha usado en sus empleados y con buenos resultados en términos de conveniencia, ya que estos abren puertas u operan impresoras con solo acercar su mano a los dispositivos.