Por medio del telescopio ALMA, ubicado en el desierto de Atacama (norte de Chile), un grupo de astrónomos logró mapear 18 moléculas orgánicas e inorgánicas en discos protoplanetarios de cinco estrellas jóvenes (IM Lup, GM Aur, AS 209, HD 163296 y MWC 480).
Los nuevos mapas muestran que las sustancias químicas de los discos no se encuentran ubicados de manera uniforme en cada uno de ellos, sino que cada uno es como una “sopa diferente de ingredientes planetarios”.
Estos resultados sugieren que la formación de planetas se produce en entornos químicos diversos y que, a medida que se forman, cada planeta puede estar expuesto a moléculas muy diferentes dependiendo de su ubicación en el disco.
Los planetas se forman en los discos de polvo y gas, también conocidos como discos protoplanetarios, que rodean a las estrellas jóvenes.
La composición química de estos discos puede influir en los propios planetas, incluyendo cómo y dónde se produce la formación planetaria, la composición química de los planetas y si tienen la composición orgánica necesaria para albergar vida.
Esta investigación provocó importantes descubrimientos, como la relación entre el polvo y las subestructuras químicas y la presencia de grandes reservas de moléculas orgánicas en las regiones del disco interior de las estrellas.
“Con ALMA pudimos ver cómo se distribuyen las moléculas en los lugares en los que se están formando exoplanetas”, afirma Karin Öberg, astrónoma del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica.
“Una de las cosas realmente emocionantes que vimos es que los discos formadores de planetas alrededor de estas cinco estrellas jóvenes son fábricas de una clase especial de moléculas orgánicas, los llamados nitrilos, que están implicados en los orígenes de la vida aquí en la Tierra”.