Un millonario fondo es el que prepara la NASA para las empresas que sean capaces de recoger muestras de rocas de la superficie de la Luna, en un nuevo impulso de Estados Unidos a la minería lunar.
En una convocatoria pública, la agencia espacial de Estados Unidos afirma que las compañías deben demostrar con fotografías que tienen muestras lunares en algún contenedor, además de proporcionar datos sobre su ubicación geográfica en la superficie lunar.
Si está conforme, la NASA se compromete a pagar entre $15,000 y $25,000 dólares.
Un detalle: no es necesario que las rocas estén en la Tierra al momento de la transacción. La NASA se compromete a recuperarlas y traerlas al planeta.
De hecho, uno de los requisitos es que la transacción se realice en el mismo lugar, según la agencia espacial.
Por lo mismo, Estados Unidos fijó como plazo límite el año 2024, cuando la NASA pretende retomar las misiones tripuladas a la Luna.
La NASA indicó que parte del monto se pagará cuando se adjudique el contrato, mientras que el saldo se entregará cuando se recoja la muestra.
Primera transacción fuera de la Tierra
De concretarse el proyecto de la NASA, se trataría de la primera transacción de recursos espaciales que se realice fuera de la Tierra.
El anuncio de la NASA forma parte del proyecto Artemisa, un conjunto de pautas sobre cómo explorar la superficie lunar y utilizar sus recursos.
“Hoy, estamos dando un paso fundamental al publicar una solicitud para que las empresas comerciales presenten propuestas para la recopilación de recursos espaciales”, afirmó Jim Bridenstine, administrador de la NASA, en un blog de la agencia.
Agregó que “estamos poniendo nuestras políticas en práctica para impulsar una nueva era de exploración y descubrimiento que beneficiará a toda la humanidad”.
Bridenstine adelantó que la transacción se llevará a cabo “en el lugar” donde se encuentran las muestras lunares. “Después de la transferencia de propiedad, el material recolectado pasa a ser propiedad exclusiva de la NASA para nuestro uso”, aseveró.
La NASA pretende utilizar el proyecto Artemisa para sentar las bases para una presencia a largo plazo en la superficie lunar, utilizando el satélite para validar sistemas y operaciones antes de una posible misión tripulada a Marte.