La idea de un ascensor espacial que conecte la Tierra con el espacio de manera más directa y económica ha fascinado por varias décadas a los científicos.
De hecho, también forma parte de algunas de las más singulares ideas del siglo XIX.
La teoría principal propone un cable de acero que flota en la órbita de la Tierra, mientras que el otro extremo estaría en algún lugar del espacio exterior.
Esta idea, que ofrecería una nueva forma de exploración espacial, estaría cada vez más cerca según un grupo de científicos.
De hecho, los profesionales afirman que la tecnología para levantarlo ya existe.
“Desde el punto de vista técnico, está listo”, explica George Zhu, profesor de ingeniería mecánica en la Universidad de York y coautor de un nuevo estudio sobre este tema.
“Solo tiene pequeños ajustes de ingeniería, y no hay una dificultad fundamental para hacer eso”.
¿Qué propone el estudio?
El trabajo fue publicado en Acta Astronautica. La nueva propuesta sugiere que, en lugar de los conceptos originales de usar un solo cable o amarre, deberían haber dos conectados, que puedan mantener fuerzas opuestas mientras se transporta la carga en paralelo.
Este mecanismo aborda el potencial riesgo de que el cable se mueva o experimente libración debido a la fuerza de rotación de la Tierra, conocido como efecto Coriolis.
“Nuestra idea es que, cuando unimos dos amarres, una carga se moverá hacia arriba y la otra carga hacia abajo, por lo que las fuerzas se cancelarán entre sí”, agrega Zhu.
“Se estabilizan y es más eficiente, porque tienes un bucle. Puedes subir y bajar al mismo tiempo”.
Los científicos ya han construido este prototipo de ascensores y el equipo a cargo del nuevo diseño ya envió una versión al espacio el año pasado.
La idea de Zhu y su equipo contempla una especie de ascensor que “flota”. El extremo terrestre estaría en la órbita del planeta, donde la gravedad ya no representa un problema.
La correa se puede fabricar con titanio y otros tipos de acero que ya se usan en la ciencia espacial, mientras que la longitud del ascensor podría variar desde unos pocos metros hasta varios miles de kilómetros de largo.
“Debido a que ambos extremos flotan en el espacio, la tensión dentro de la correa es limitada. El material actual puede soportar esa tensión”, puntualiza el investigador.