Como era de esperar, el escándalo de Lenovo y “Superfish” llega a los tribunales mediante una demanda colectiva presentada en el Tribunal Federal de Distrito de California.
La demanda acusa a Lenovo y los creadores de Superfish de “prácticas de negocio fraudulentas, y de hacer vulnerables las computadoras portátiles al programa pre instalado y que resulta en la utilización de memoria y ancho de banda perjudicando su rendimiento, además de invadir la privacidad y hacer dinero ilegalmente mediante el estudio de hábitos de navegación en Internet sin permiso del usuario”.
A pesar de las disculpas de Lenovo y el reconocimiento de errores tras las fuertes protestas de usuarios, grupos de defensa de la privacidad e incluso el Gobierno de los Estados Unidos, el caso continuará perjudicando la imagen del primer productor mundial de computadoras.
La empresa china bajo presión, finalmente publicó una lista de modelos afectados y de una herramienta de eliminación para SuperFish.
Lo único positivo de ésta experiencia, es que podría forzar a los fabricantes de computadoras a desistir de la práctica de instalar software “basura” que acompañan los equipos nuevos, y que terminan perjudicando la experiencia del usuario, el rendimiento del equipo y hasta la seguridad.
A partir de ahora, los fabricantes tendrán que valorar si los ingresos por instalar este tipo de software, merece la pena ante la pérdida de la imagen que tanto les ha costado conquistar.