Volkswagen no es un extraño en el segmento de las camionetas. Basada en la primera generación de los compactos Golf y Rabbit, entre 1978 y 1984 comercializó la Caddy en Estados Unidos, un mercado que ha estado vedado para la actual Amarok. Sin embargo, eso no significa que los amantes de las pickups no puedan ilusionarse con una alemana, menos luego del debut de la conceptual Atlas Tanoak en el último Salón del Automóvil de Nueva York 2018, la que recientemente pudimos probar por las soleadas rutas de California.
Esencialmente, se trata de un prototipo monocasco basado en el SUV, similar a la revolucionaria Honda Ridgeline, la única camioneta vendida en Estados Unidos que no está construida sobre un chasis separado de la carrocería. Pese a los matices estructurales, el ejemplar europeo también sería rival de la Toyota Tacoma y la Chevrolet Colorado.
Extrañados por una camioneta con el logo “VW” en la parrilla, la Tanoak se robó la atención de todos los conductores de vehículos de un millón de dólares en las inmediaciones del Monterey Peninsula Country Club y a lo largo de la sección 17-Mile Drive. Que te quede claro: se parece a una camioneta tradicional, pero es una sola pieza. En esencia, es un Atlas con su parte trasera cortada y en su lugar una zona de carga abierta.
Los incondicionales de las pickups -desde distribuidores hasta consumidores finales- han instado a la compañía para que produzca una para el mercado estadounidense. Fue precisamente como una respuesta a esos deseos que sus ejecutivos de VW le dieron una vuelta a la idea y arribaron en el conceptual sobre el cual les contamos.
Una vez a bordo de la Tanoak, nos sentimos bien erguidos detrás del volante. Por tratarse de una unidad en desarrollo, su interior deja bastante que desear y, si bien su colorida pantalla llama bastante la atención, no fue un buen augurio de lo que ocurriría en la vida real, especialmente entre los prácticos usuarios de las camionetas. Sin embargo, con sus líneas más bien rectas, el vehículo se sentía razonablemente amplio y práctico.
Circulando a 20 millas (32 kilómetros) por hora a través de la carretera, su robusta estructura monocasco la hacía sentir más parecido a un SUV o un crossover que a sus potenciales rivales directos de General Motors o Toyota. A diferencia de cualquier camioneta, ninguna de las vibraciones en el chasis producto de los baches y las imperfecciones del camino fueron perceptibles en la Tanoak. Y, sin embargo, se percibía tan resistente y brutal como cualquier modelo de producción.
Si la Tanoak se transforma en un vehículo de serie, Volkswagen se transformaría en un serio postulante a la corona del creciente mercado de camionetas medianas, que tiene Ford reviviendo la Ranger para competir contra la Chevrolet Colorado y la renovada Toyota Tacoma.
Otra carta de triunfo
La visita a la península también sirvió para conocer otro conceptual subproducto del Atlas, el Cross Sport. Se trata de una edición reducida, más parecida a un coupé, aunque no menos robusta del SUV de siete plazas. En otras palabras, la unidad es para el Atlas lo que el BMW X4 es para el X3 o el Mercedes-Benz GLE Coupe es para el GLE estándar.
El Atlas ya es un guapo y bruto teutónico y el Cross Sport lo hace aún mejor. Con su línea de techo más baja, los faros elevados y el sello de eje ancho acentuado por los salientes de las ruedas, el presenta una parte delantera apreciablemente mucho más agresiva. También cuenta con puertas sin marcos, un avance en términos de diseño que esperamos llegue al ejemplar de producción.
Como puedes imaginarlo, gran parte del interior del concepto no funcionaba. Sin embargo, la experiencia proporciona una vista previa de cómo se verían los interiores de Volkswagen en un futuro cercano, una clara pero sutil evolución en comparación con los diseños actuales.
Más que todo, el interior fue un regalo para la vista, con generosas pantallas táctiles en el tablero de instrumentos y la consola central. Aunque sorprende verlo, esperamos que la unidad de serie conserve algunos controles físicas para las funciones más comunes, porque el equilibrio es fundamental en un interior seguro y ergonómico.
La unidad del Cross Sport que condujimos presentaba un sistema híbrido de motor eléctrico dual apoyado por un V6 de gasolina, que ofrecía una potencia total de 355 caballos de fuerza (hp). De todos modos, la configuración es imposible, al menos en un comienzo. De hecho, los ejecutivos de Volkswagen que las primeras versiones solo tendrán propulsores convencionales.
Con la velocidad limitada a 20 mph (32 kph), no pudimos experimentar mucho detrás del volante, pero el Cross Sport ciertamente se sentía más bajo, pequeño y maniobrable que el Atlas, pero sin sacrificar la sensación firme y dominante sobre la carretera. Una vez que salga a la venta durante 2020, creemos que será un gran éxito entre quienes piensan que su hermano mayor es demasiado grande.