Cuando hablamos de automóviles eléctricos, por lo general la preocupación de la mayoría se centra en la batería. ¿Cuánto dura?, ¿se degrada su capacidad de almacenamiento durante su vida útil?, ¿cuánto cuesta reemplazarla? Son algunas de las dudas. Sin embargo, pocas personas se plantean cuál es la durabilidad de los motores eléctricos que mueven las ruedas de estos vehículos.
El motor de un automóvil eléctrico puede durar entre 15 y 20 años, siempre que funcione dentro de los límites específicos y bajo las condiciones normales de funcionamiento para las cuales fue diseñado. No obstante, factores como fluctuaciones en la energía que recibe, errores en su instalación o cuestiones fuera de nuestro control, como la humedad en el ambiente y el calor, pueden afectar su funcionamiento y durabilidad.
En particular, el calor provoca que la resina aislante que protege y separa una maraña de alambres de cobre contenidos en estos motores se vuelva cada vez más quebradiza con el paso del tiempo, hasta que se agrietan y fallan, lo que obliga inevitablemente a cambiar el motor.
Pero a diferencia de un motor de combustión interna, que avisa de muchas maneras distintas y por un largo tiempo antes de fallar por completo, los motores eléctricos no nos dicen cuándo dejarán de funcionar. Al menos no lo hacían hasta ahora.
Científicos de la Universidad Martin Luther de Alemania Halle-Wittenberg, junto al fabricante de materiales aislantes Elantas, descubrieron que el calor hace que cuatro de las resinas de uso común para aislar los alambres de cobre de los motores eléctricos liberen gradualmente un tipo específico de alcohol. La respuesta obvia fue la de crear un tinte que cambia de color al entrar en contacto con ese alcohol.
Por fortuna, los investigadores dieron con un tinte que cambia de naranja cobrizo a verde al entrar en contacto con el alcohol, y que no afecta las propiedades de la resina.
La idea básica es la de equipar a los motores eléctricos con alambres de cobres protegidos con resinas tratadas con el tinte, y con dispositivos lectores ópticos que comprueben periódicamente el color de la resina a fin de alertar al propietario del vehículo cuando la resina se esté degradando al punto de una posible falla fatal del motor.
Este tipo de alerta podría evitar que los conductores sufran averías en la carretera, y también prevenir que los motores que aún tienen vida útil sean reemplazados prematuramente basados en un estimado de su vida útil.