Incluso en el mundo de los medios online de hoy en día, la primera impresión que uno se hace de un auto nuevo pasa necesariamente por su primera exhibición. Ya sea viéndolo en un Salón del Automóvil, en la vitrina de un concesionario, o simplemente echando una mirada a las fotos tomadas en su estreno, la forma del modelo entra en nuestra mente, y según nos impresione —o no—, se quedará allí o se olvidará prontamente.
Muchos, como Land Rover, casi siempre se quedan adheridos en nuestra memoria. Pero, ¿qué ocurre con esos vehículos de exhibición (físicos) una vez que terminan sus 15 minutos de fama?
Land Rover hizo su debut público en el Motor Show de Ámsterdam de 1948, mostrando tres versiones de pre-producción de su primer modelo, el Serie I. Para celebrar su 70 aniversario, Land Rover ha ubicado uno de esos tres automóviles, el cual estuvo desaparecido durante nada menos que 63 años. Y claro: el fabricante está planeando una restauración completa de este 4×4 que se creía perdido para siempre.
Los hermanos Maurice y Spencer Wilks imaginaron los primeros Land Rovers como una mejora en los Jeeps comúnmente utilizados en el Reino Unido, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial. Después de fabricar un prototipo (que incluía un volante en el medio del automóvil), el Serie I listo para la producción debutó en 1948. El Serie I no solo lanzó a Land Rover, sino que los vehículos basados en él permanecieron en producción durante 67 años hasta que el último Defender salió de la línea de producción en 2016.
Después de su debut público en 1948, el héroe de nuestra historia pasó la mayor parte del tiempo siendo transferido de un propietario a otro. Ahora que el vehículo ha sido recuperado, Land Rover ha podido reconstruir su historial de propiedad. En 1968 se vendió a un propietario en Gales, que lo usó como una fuente de electricidad estática. Cuando su motor se detuvo en 1988, se vendió a un nuevo propietario en Birmingham, Inglaterra. No se volvió a ver hasta 2016, cuando fue descubierto en un jardín a pocos kilómetros de Solihull, donde se fabricó originalmente.
El vehículo tiene las características distintivas del primer lote de 48 Land Rovers de pre-producción, que incluye una carrocería de aluminio más gruesa, un chasis galvanizado y un armazón para toldo trasero desmontable. Como todos los primeros Land Rovers Serie I, también trae los faros montados detrás de la parrilla. Su falta de comodidades lo hace muy diferente al Range Rover, Discovery y Velar.
La restauración correrá a cargo de Jaguar Land Rover Classic Works, una división creada por el fabricante de automóviles para restaurar modelos antiguos para determinado (y exclusivos) clientes. Sin embargo, apostamos a que este modelo en particular no estará a la venta.