En respuesta a las denuncias de cinco propietarios, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) abrió una investigación sobre un presunto defecto en los pretensores de los cinturones de seguridad de las camionetas Ford F-150.
Según el organismo federal, los conductores afirmaron que los pilares B de sus vehículos –los que siguen a las ventanas del piloto y acompañante- se incendiaron tras producirse accidentes que, por cuyas características, terminaron activando los pretensores de los cinturones de seguridad.
Aunque no se registraron muertos ni lesionados por dicha acción, tres de las unidades fueron consumidas por las llamas, mientras que en las otras dos el fuego se extinguió por sí solo, de acuerdo a lo respondidos en los cuestionarios recibido por la Oficina de Investigación de Defectos (ODI).
“Durante una colisión, el despliegue del pretensor puede provocar un incendio dentro del pilar B en el anclaje del piso del cinturón de seguridad”, ha descrito oficialmente la NHTSA.
Los pretensores bloquean los cinturones de seguridad durante un choque. Los de tipo pirotécnico -que deben ser sustituidos una vez que se activan, al igual que las bolsas de aire- usan pequeñas explosiones para ajustar y bloquear los cinturones en caso de accidente, característica que los hace más eficientes que los mecánicos o eléctricos.
Las unidades de Ford citadas en la investigación de la autoridad federal corresponden a las versiones Supercrew fabricadas entre 2015 y 2018. Según la estimación oficial, en Estados Unidos podrían estar circulando 1,425,000 ejemplares de dicha variedad de la F-150, uno de los modelos más populares de dicho país.
Los pretensores fueron fabricados por ZF TRW y Takata, el mismo proveedor que se declaró en bancarrota en 2017 luego de que más de 100 millones de sus bolsas de aire fueran retiradas en todo el mundo por 19 fabricantes de automóviles.
Los airbags del fabricante japonés estuvieron ligados a 14 muertes y cientos de lesiones, debido a piezas de metal que se desplegaron en la cabina de vehículos accidentados. Producto de la falla, Takata protagonizó “el operativo de seguridad más grande y complejo en la historia de Estados Unidos”, según reconoció la NHTSA, que ordenó campañas que involucraron a 40 millones de ejemplares.
La F-Series (Serie F) de Ford ha sido no solo la camioneta más vendida en Estados Unidos durante más de 40 años, sino que el vehículo predilecto de los consumidores por más de tres décadas. Ford vendió casi 2.5 millones de unidades entre 2015 y 2017 y más de 500 mil hasta julio de 2018, por lo que un reemplazo de cinturones de seguridad bien podría terminar afectando a cerca de 3.5 millones vendidas en las últimas cuatro temporadas.
Si la autoridad federal determina un retiro masivo producto del defecto en los pretensores, la cantidad de vehículos probablemente crecería rápidamente, dado que incluiría a otros fabricantes y modelos de trabajan con los mencionados proveedores.