En Estados Unidos, la vitamina D es el suplemento más popular, mientras que el aceite de pescado (suplemento con ácidos grasos omega-3) es el tercero de esa lista, según un estudio de mercado reciente. De hecho, son la gallina de los huevos de oro: la industria de los suplementos tiene un valor de más de $1,000 millones de dólares.
Pero a pesar de lo que la etiqueta pueda prometer, los científicos saben poco sobre lo que realmente hacen estos suplementos para beneficiar el cuerpo o el cerebro, e incluso analizan a quién podría beneficiar si son ingeridos. Sin embargo, comienzan a acercarse, ya que un nuevo estudio sugiere que los suplementos de vitamina D pueden estar relacionados con un efecto inmunológico positivo.
Un nuevo análisis publicado en The British Medical Journal dice que las personas que toman vitamina D regularmente tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades autoinmunes que aquellas que no lo hacen. Las condiciones autoinmunes como el lupus o la artritis reumatoide surgen cuando el propio sistema inmunológico se vuelve rebelde y ataca los tejidos sanos.
El mismo análisis encontró vínculos menos claros entre tomar suplementos de aceite de pescado y las enfermedades autoinmunes, pero los resultados en este caso son un poco más complicados.
¿Qué dice la comunidad científica sobre estos suplementos?
Los suplementos de vitamina D pueden ayudar a muchas personas que no obtienen suficiente vitamina de sus alimentos o de la luz solar; de hecho, muy poca vitamina D puede poner en peligro la salud ósea y dental.
Algunos científicos también creen que la vitamina D hace más que ayudar al cuerpo a absorber el calcio. Y hay evidencia que sugiere que esta tiene beneficios para la salud cognitiva y cardiovascular, y puede desempeñar un papel clave en el sistema inmunológico.
Por otro lado, se ha demostrado que el aceite de pescado reduce el colesterol, la artritis y alivia los síntomas del TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), incluso hay investigaciones que sugieren que disminuye la inflamación. Pero los datos hasta ahora no son abrumadoramente concluyentes.
La prueba de cuántas veces los investigadores han probado la vitamina D y el aceite de pescado para varios usos médicos están en las extensas hojas informativas de la Oficina de Suplementos Dietéticos de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH). El problema es que la mayor parte de la evidencia no alcanza el estándar de dicha institución para recomendar un suplemento para un uso más allá de los establecidos anteriormente. Sin embargo, el nuevo análisis insinúa un beneficio diferente.
¿Cómo se realizó el nuevo estudio?
Los datos del nuevo estudio provienen de una gran cantidad de información e investigaciones sobre la salud recopiladas del estudio VITAL (ensayo de vitaminas y omega-3). En 2010, los científicos quisieron estudiar el efecto de la vitamina D y el aceite de pescado para la prevención del cáncer y la salud cardiovascular en el transcurso de al menos cinco años.
El estudio incluyó a 25,871 adultos sin problemas de salud graves al principio. Algunos recibieron vitamina D (en 2000 unidades internacionales al día), otros aceite de pescado (en 1000 miligramos al día), otros recibieron ambos, y otro grupo recibió un placebo equivalente. Pero todo esto fue al azar; las personas no sabían si estaban en los grupos de suplementos o en los de placebo.
Todos los participantes acordaron limitar la cantidad de vitamina D que tomaban fuera del ensayo a no más de 800 UI por día (el extremo superior de la dosis diaria recomendada por los NIH) y acordaron no comenzar a tomar aceite de pescado en absoluto.
Los resultados iniciales, publicados en 2018, no son un respaldo rotundo de la vitamina D o el aceite de pescado para el cáncer o la salud cardiovascular. Pero en última instancia, el estudio y sus datos ha servido de base para que los investigadores vuelvan una y otra vez a investigar este tema.
Se trataba de un estudio de larga duración controlado con placebo y que incluía a miles de personas provenientes de entornos relativamente diversos. A raíz de ello, surgió el nuevo estudio: los investigadores actuales analizaron la tasa de enfermedades autoinmunes de los participantes de VITAL.
¿Qué indican los resultados?
En el transcurso de cinco años o más, las personas que tomaban vitamina D resultaron ser 22 por ciento menos propensas a desarrollar una enfermedad autoinmune. Después de dos años, la diferencia ya se acentuaba: las personas en el grupo de vitamina D tenían 39 por ciento menos de diagnósticos que las personas en el grupo de placebo. Este hallazgo sugiere que tomar los suplementos con el tiempo puede ser clave para el efecto protector que se insinúa aquí.
Mientras tanto, las personas que tomaban aceite de pescado parecían tener 15 por ciento menos de probabilidades de que se les diagnosticara una enfermedad autoinmune, aunque esto no es estadísticamente significativo, según los investigadores. Sin embargo, cuando tomaron en cuenta a las personas que tenían los síntomas de una enfermedad autoinmune pero sin diagnóstico, la tasa aumentó a 18 por ciento, lo que es estadísticamente significativo.
Por otro lado, a las personas que toman vitamina D y aceite de pescado les puede ir incluso mejor: en este grupo, los participantes tuvieron 30 por ciento menos de diagnósticos de enfermedades autoinmunes que el grupo de placebo.
Hay muchas enfermedades autoinmunes, las cuales tienen diversos grados de severidad y efecto en la calidad de vida de una persona. Hasta 23.5 millones de estadounidenses padecen una, y algunos de ellos tienen una esperanza de vida más corta que la población en general.
Como todos los problemas de salud crónicos, las enfermedades autoinmunes pueden disminuir la calidad de vida de una persona. Por ejemplo, la enfermedad inflamatoria intestinal, que puede manifestarse como enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa, fue el diagnóstico más común entre los participantes del estudio VITAL.
Esta enfermedad puede causar diarrea, fatiga, dolor y calambres abdominales, sangre en las heces y pérdida de peso involuntaria. El tema es que, juntos, estos síntomas pueden obstaculizar la capacidad de una persona para participar en las actividades cotidianas que otros dan por sentadas, como ir a trabajar, viajar o simplemente salir a cenar.
Entonces, ¿es bueno tomar vitamina D y aceite de pescado?
Los suplementos de vitamina D son abundantes y no tóxicos, por lo que, si bien su efecto sobre la inmunidad aún está en debate, es posible que tomarlos no haga daño.
Un tercio de los adultos estadounidenses tienen deficiencia de vitamina D y los profesionales médicos en su mayoría están de acuerdo en que los suplementos pueden ayudar a las personas a obtener suficiente de esta vitamina (e incluso pueden ser mejores que la luz solar debido al riesgo de cáncer de piel). También se pueden incorporar más alimentos ricos en vitamina D en la dieta: desde cereales fortificados y leche hasta pescado azul, como el salmón o la caballa.
Según los autores del nuevo análisis, los resultados sugieren que la vitamina D representa una intervención simple que podría reducir la carga de enfermedades autoinmunes. Así lo explican en el documento:
“Las enfermedades autoinmunes son un grupo de condiciones heterogéneas con mecanismos patogénicos subyacentes similares y juntas están asociadas con una morbilidad y mortalidad considerables. La importancia clínica de estos hallazgos es alta, porque estos son suplementos no tóxicos bien tolerados, y faltan otros tratamientos efectivos para reducir la incidencia de enfermedades autoinmunes. Además, vimos resultados consistentes en todas las enfermedades autoinmunes y efectos crecientes con el tiempo”.
En cuanto al uso del aceite de pescado, es algo que aún se está deliberando. Pero al igual que la vitamina D, el aceite de pescado también puede provenir de la dieta alimenticia. De cualquier manera, lo mejor es consultar con tu médico antes de realizar cambios importantes en tu alimentación o si quieres tomar suplementos por primera vez.