Ir al baño en el espacio cuesta 23 millones de dólares. Mejor dicho: ir al baño de forma cómoda en el espacio cuesta eso, aunque el concepto de comodidad es bien relativo cuando hablamos de eliminar desechos a más de 400 kilómetros de la superficie terrestre.
A esa distancia se encuentra la Estación Espacial Internacional (ISS) que acaba de recibir un nuevo y moderno inodoro.
Este baño espacial viajó en una nave de carga que despegó el viernes desde la instalación de vuelo de la NASA en Virginia, y llegó el lunes. La tripulación podrá usarlo durante los próximos meses y estará disponible hasta que acabe la vida útil de la estación.
Despejando dudas
Dentro de sus particularidades, este inodoro pesa 45 kilos y mide 71 centímetros, por lo tanto, es la mitad del tamaño de los grandes baños rusos que funcionaban en la ISS.
El inodoro podrá caber en las cápsulas de Orión de la NASA, que viajarán a la Luna en futuras misiones.
El propio astronauta Chris Cassidy grabó un video donde presentaba este nuevo y flamante inodoro.
En el interactivo registro llamado “Cómo usar un baño en el espacio”, Cassidy explica que el moderno dispositivo está equipado con un sistema de succión que impide que los líquidos floten en gravedad cero.
Además, para todos quienes están preocupados de las heces de los astronautas, el tripulante de la ISS explica que estos desechos sólidos se empacan en bolsas que se destruyen apenas ingresan a la atmósfera terrestre.
A través del recorrido por el Compartimento de Residuos e Higiene (WHC), Cassidy también despeja algunas interrogantes y aclara que el llamado de la naturaleza se siente igual en todos lados, incluso en el espacio.
«El deseo de ir, la necesidad de ir, es muy similar a la de la Tierra. Sólo sabes que tienes que ir. No se siente diferente porque el líquido puede estar flotando en tu vejiga o algo así. No, es exactamente la misma sensación», asegura.