Winston no se apellida Churchill, ni tiene nada de estadista; más bien es un perro pug quitado de bulla de Carolina del Norte que pasará a la historia como el primer can doméstico de Estados Unidos en contraer el coronavirus.
Así al menos lo indicó un estudio clínico al que se sometió en la Universidad de Duke en el que se realizó una prueba de detección del virus a toda una familia en Chapel Hill, McCleans, y que incluía por supuesto a la mascota.
La madre, el padre, el hijo y el pug dieron positivo, mientras que la hija, otro perro y un gato dieron negativo.
El Dr. Chris Woods, investigador principal del estudio de Duke, dijo que Winston podría ser el primer perro en el país en tener un caso confirmado del virus.
Heather McLean, madre y profesora de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, es la ama de Winston y describió los síntomas del perro.
«Los pugs son un poco inusuales ya que tosen y estornudan de una manera muy extraña», dijo. «Así que casi parece que tenía náuseas, y hubo un día en que no quiso desayunar, y si conoces pugs, sabes que les encanta comer, así que eso parecía muy inusual».
En tanto, Ben McLean, el hijo de la familia, dijo que tenía sentido que el perro contrajera el virus porque la mascota «lame todos nuestros platos y duerme en la cama de mi madre».
Qué dicen los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades sobre las mascotas con COVID-19
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ha dado una pauta de comportamiento sobre qué hacer en estos casos.
«No hay evidencia de que los animales jueguen un papel importante en la propagación del virus que causa COVID-19», pero recomienda que los traten «como lo harían con otros miembros de la familia humana. No permita que las mascotas interactúen con personas o animales fuera del hogar. Si una persona dentro del hogar se enferma, aísle a esa persona de todos los demás, incluidas las mascotas», sostiene la CDC.