Porsche imagina un futuro en que las personas puedan ir a la oficina o la universidad volando, pero no en el DeLorean DMC-12 de Volver al Futuro. El fabricante alemán acaba de unir fuerzas con el gigante estadounidense Boeing para explorar el ingreso al creciente sector de la movilidad aérea urbana.
La alianza pretende conocer si existen condiciones para taxis voladores de alta gama. Porsche quiere mantener esa condición en el cielo y, presumiblemente, en el agua, en el caso de desarrollar coches sumergibles.
Un equipo internacional compuesto por ingenieros de ambas empresas ha comenzado a trabajar en un conceptual, que seguramente será un elegante vehículo alado de parabrisas envolvente. Aunque el proyecto todavía está en su etapa embrionaria, se trataría de un vehículo completamente eléctrico, con despegue y aterrizaje vertical. La idea es que el prototipo sea puesto a prueba lo antes posible, según supo Digital Trends.
“Porsche considera que su responsabilidad es presentar productos solo cuando están completamente desarrollados y el mercado esté listo para recibirlos. El desarrollo del producto es, por lo tanto, un proceso a largo plazo con pruebas intensivas. Solo puede mostrar un concepto de producto concreto cuando alcanza un cierto nivel de madurez. Por el momento, se planea el primer vuelo para 2020”, explicó por correo electrónico un portavoz de la filial del Grupo Volkswagen a Digital Trends.
Como todos los fabricantes en carrera para construir taxis voladores, Porsche ve que el sector podría tomar vuelo —literalmente hablando—la segunda mitad de la década entrante. El reto es construir aeronaves no solo más rápidas que los taxis o trenes convencionales, sino que tan o más baratos y mucho más flexibles.
Audi, que es parte de la misma matriz a la que pertenece Porsche, está diseñando taxis voladores similares con Airbus, el archienemigo de Boeing. Hyundai contrató recientemente a un exempleado de la NASA para desarrollar la misma tecnología. Otro bando lo constituyen Aston Martin, Rolls-Royce (el fabricante de motores, no de automóviles) y Uber, que se han aliado a la agencia espacial estadounidense. Larry Page, uno de los fundadores de Google, también ha apostado por una nueva empresa llamada Kitty Hawk, que también opera asociada con Boeing.