El Reino Unido está tomando medidas radicales para proteger el medio ambiente, aunque no serán implementadas tan pronto como se esperaba. El gobierno de ese país anunció hoy que las ventas de autos nuevos y vagonetas que funcionan con gasolina y diesel estarán prohibidas a partir del año 2040.
Esta decisión es parte de una iniciativa más amplia para mejorar la calidad del aire en ciudades y pueblos británicos, y sigue a anuncios similares emitidos por otros países europeos en los últimos meses. Los Países Bajos y Noruega, por ejemplo, planean eliminar gradualmente las ventas de estos vehículos en 2025, mientras que Alemania apunta a 2030. Francia, al igual que el Reino Unido, tiene como objetivo detener las ventas para 2040.
Esto significa que los británicos que deseen comprar nuevos vehículos después de esas fechas tendrán que buscar modelos eléctricos e híbridos. En la actualidad, las ventas de vehículos eléctricos representan alrededor del 1,5 por ciento de las ventas totales en el mercado británico de automóviles.
Un portavoz del gobierno británico dijo en un comunicado que la mala calidad del aire es «el mayor riesgo ambiental para la salud pública en el Reino Unido», agregando que están «decididos a tomar fuertes medidas en el menor tiempo posible».
Un informe del Royal College of Physicians publicado en 2016 sugirió que la contaminación del aire causa hasta 40,000 muertes cada año en ese país.
Además de prohibir las ventas de vehículos que funcionen con gasolina y diesel a partir del 2040, el gobierno también proporcionará a las autoridades regionales nuevos fondos para acelerar el desarrollo de planes locales, como parte de «un ambicioso programa de 3,000 millones de libras esterlinas (alrededor de $4,000 millones de dólares) para limpiar nuestros caminos de aire contaminado», dijo el portavoz.
En un intento de hacer frente al incremento de la contaminación en los principales centros urbanos y a lo largo de las autopistas más congestionadas del Reino Unido, el gobierno quiere que los autobuses sean modernizados con tecnología de control de contaminación, y que las carreteras sean reestructuradas para mejorar el flujo de tráfico y reducir las emisiones.
Si cambios como estos no tienen ningún impacto en los niveles de contaminación, el gobierno podría dar a las autoridades locales el poder de prohibir el tránsito de automóviles que contaminen el medio ambiente a determinadas horas del día, o introducir multas para los conductores que utilizan dichos vehículos.