El mundo del automóvil es hoy en día una comunidad global. Los coches se fabrican casi en todas partes, y consiguen importantes logros gracias a la ingeniería de precisión alemana, la fiabilidad japonesa, la atractiva deportividad italiana, y el buen “músculo” americano.
Pero hoy vamos a hablar de los británicos. Y lo primero que diremos es que su larga historia con el automóvil coincide con su tradición de refinamiento. Como tal, ellos han dominado lujo y rendimiento desde hace mucho años. Hemos decidido echar un vistazo a dos brillantes ejemplos de lo que acabamos de decir: el Bentley Continental Flying Spur y el Jaguar F-Type R.
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El Continental Flying Spur de Bentley es el vehículo insignia del fabricante de automóviles. Alberga un motor W12 de 6.0 litros twin turbo, que fanfarronea de sus 616 caballos de fuerza y 590 libras-pie de torque. Esta cantidad de energía es suficiente para impulsar esta coraza de 6,000 libras de 0 a 60 millas por hora en apenas 4.3 segundos, y continuar hasta alcanzar su velocidad máxima de 199 mph. (320 km/h) Una transmisión automática de ocho velocidades consigue que su marcha sea siempre suave.
Su parrilla cromada, sus faros, y su logotipo «B» son siempre reconocibles a primera vista. A partir de ahí, los ojos siguen su silueta clásica. Es un coche que lleva su estatura casi sin complejos; orgulloso de ser un sedán, y no tratar de imitar cualquier estilo deportivo. Al igual que un señor mayor (o señora) que haya envejecido con gracia y estilo, asume con toda naturalidad pretender ser lo que es: la personificación de la elegancia sobre 4 ruedas.
El interior es quizá lo más impresionante del Flying Spur. Cuero cosido a mano, acolchado de diamantes, salpicadero de madera, además de los detalles de metal con estrías en la palanca de cambios. Esto podrá sonar pretencioso, pero manipular los interruptores de plástico en otros coches simplemente no da la misma sensación táctil. Aquí, las cosas se sienten sólidas, pesadas, y auténticas.
¿Algo diferente?
Los ingleses han sido desde siempre aficionados no sólo a la elegancia, sino también a las carreras, competiciones y (clima aparte) a la vida al aire libre. Por ello, no es de extrañar que tengan algunos de los mejores coupés y roadsters del mundo. Y Jaguar por supuesto que ha jugado un papel muy importante en todo esto.
Ahora bien: de todos sus vehículos, el E-Type es sin duda el más legendario. Incluso el propio Enzo Ferrari creía que era el coche más bonito jamás construido.
El Jaguar F-Type es un villano en comparación con el formal y correcto Bentley Flying Spur, aunque ambos mantienen una extraordinaria actitud. Los tubos de escape de la parte posterior atraen las miradas como ninguna otra cosa en el mundo. El extremo anterior de estos tubos es un motor V8 sobrealimentado de 5.0 litros que consigue reunir nada menos que 550 caballos de fuerza. Este sistema de tracción impulsa las cuatro ruedas a través de una quickshift automática de ocho velocidades. Es la única concesión de toda esta energía adicional. Si deseas tracción trasera y transmisión manual, tendrás que “bajar” al modelo V6.
Te podemos asegurar que una vez oído el rugido del V8, te haces adicto. Y a pesar de él, su manejo es suave, debido a que su suspensión se puede ajustar de forma activa. La suspensión, la respuesta del motor y de la dirección pueden ser configuradas según la preferencia del conductor, también. ¿Quieres comodidad? Pues elígela. ¿Quieres el coche vaya solo? Pues déjalo. Ahora sí: volverse loco manipulando interruptores puede poner en alerta los dispositivos de seguridad, dominando la bestia antes que liberarla.
Es posible que hayas estado moviendo la cabeza de un lado a otro mientras leías todo esto: “¿De qué hablan? Jaguar es propiedad de Tata Motors, el fabricante de automóviles de la India, y Bentley está bajo el paraguas de Volkswagen. ¿Cómo pueden decir que estos coches son británicos?” Bueno: los dos se ensamblan en Crewe y Birmingham, respectivamente, y en gran parte de esta labor es hecha a mano.
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Sea como sea, ambos han sobresalido en sus dos campos particulares, que son el lujo y la deportividad. También ambos tienen un punto de excentricidad que los diferencia del resto de la manada. El Bentley transmite su lujo con calidez y gracia, por lo que sus pasajeros suelen sentirse mucho más importantes que lo que se sentirían en la parte posterior de un S-Class. Mientras tanto, el Jaguar nos aturde con su aspecto, nos da una serenata con su escape crepitante, y nos excita con la conducción dinámica. Muchas, muchas sensaciones, y todas ellas extremadamente agradables.