Investigadores italianos y suizos están combinando la tecnología de control cerebral con un robot de telepresencia para ayudar a los adultos con discapacidades a ganar más independencia y a interactuar más fácilmente con el mundo exterior, dice un reporte del MIT. El equipo, que incluye a investigadores de diferentes departamentos de la École Polytechnique Fédérale de Lausanne (EPFL), usa el concepto “control compartido” para describir a su nuevo sistema, que permite al usuario y al robot trabajar juntos para lograr los objetivos que se propongan.
A diferencia de las interfaces de control cerebral que necesitan de implantes, el sistema Italo-Suizo usa una tecnología no invasiva de ondas cerebrales para interpretar los pensamientos del usuario. El usuario le indica al robot adonde ir simplemente imaginando el movimiento de sus manos y pies. Estos movimientos están asociados con comandos específicos como adelante, atrás, derecha o izquierda. Luego, un software recibe las señales y las convierte en comandos que el robot entiende.
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El robot es una plataforma rodante que viene equipado con una laptop y una cámara, las cuales permiten al usuario ver los alrededores del robot mientras éste se mueve (ver video). Además, cuenta con 9 sensores a bordo que le aportan información para evitar obstáculos y cambiar trayectorias automáticamente, si es necesario. Esto facilita facilita la tarea de los usuarios, ya que no necesitan preocuparse de nimiendades cuando operan al robot, sino solo de los comandos e instrucciones importantes.
El robot también tiene instalado Skype en la computadora, lo que permite que los usuarios puedan hablar con cualquier persona que el robot se encuentre en el camino.
Para testear al robot, los investigadores reclutaron a personas con y sin discapacidades, a los que les pidieron conducir el robot en una habitación llena de obstáculos. Ambos grupos cumplieron la prueba satisfactoriamente, y lo hicieron en tiempos similares.
Los investigadores tienen la esperanza de que esta tecnología pueda brindarles a las personas con diferentes discapacidades más independencia en sus hogares, pero, por otro lado, no esperan que el robot esté disponible comercialmente en el corto plazo.
En el mientras tanto, el equipo planea mejorar la interface cerebro-computadora, de manera de que puede aplicarse a usos más generales. “Si diseñamos un sistema que puede ser fácilmente usado por todo el mundo, como un teléfono celular, la tecnología de interface cerebro-computadora podría ser una revolución y utilizarse en infinidad de aplicaciones”, dijo Robert Leeb, investigador de EPFL.