My Friend Pedro te encarga con crear tu propio espectáculo de acción.
Lo bueno
- Acción acrobática en nuestras manos
- Variedad de armas
- Diseño de niveles interesante
- Diversión a diestra y siniestra
Lo malo
- Los jefes dejan mucho que desear
- La historia no es el fuerte
Puntaje
8/10
Devolver Digital está de regreso con un nuevo videojuego, luego de traernos Katana ZERO y la primera aparición de Fall Guys durante E3 2019. De la mano de DeadToast Entertainment, llega el brutal e hilarante My Friend Pedro, un shooter en tercera persona visto desde una perspectiva en 2D. La historia te lleva a ponerte en la piel (y la máscara) de un protagonista desconocido, quien pasará por diferentes escenarios asesinando todo lo que se cruce por su camino de las formas más alocadas posibles.
Todo comienza con el protagonista despertándose, quien como suele ser de costumbre, no parece recordar nada de su pasado ni quién es. Nuestro único guía es un amigo que se presenta en la forma de… una banana flotante con rostro. Aparentemente el juego no se molesta en dar mucha explicación al respecto, y tampoco la necesitamos al principio. Lo importante es ir a buscar respuestas, pero en el camino nos encontraremos con incontables enemigos que querrán detenernos.
My Friend Pedro puede sonar como muchos otros videojuegos ya disponibles, pero hay algo principal que lo destaca desde los primero segundos: las posibilidades de movimiento que tenemos en nuestro control junto al motor de físicas. Estos elementos otorgan prácticamente una libertad total sobre la manera en la que nos desplazamos, saltamos y sorprendemos a los enemigos.
El movimiento está en tus manos
Para comenzar, se puede hacer uso de cámara lenta durante un tiempo determinado, mostrado como una barra adicional a la de nuestra vida. La misma no tarda mucho en recargarse, y nos permite permanecer en ese modo por varios segundos, pudiendo frenar la acción y pensar nuestros próximos pasos o piruetas sin escaparnos del todo de la acción a nuestro alrededor.
Pero eso no es todo, ya que no se trata de simplemente una nueva iteración de lo que videojuegos como Max Payne o incluso films tales como Matrix nos trajeron durante los años. Si saltamos mientras estamos en cámara lenta, el protagonista hará una pirueta en el aire hacia la dirección que estemos apuntando, y comenzará a rodar al acercarse al suelo. Esto agrega una línea más de posibilidades sobre algo bastante rudimentario, y aunque lleva un tiempo acostumbrarse, en My Friend Pedro las herramientas que tenemos a disposición se vuelven naturales en minutos.
Al principio tendremos solamente una sola arma, comenzando por la pistola, pero luego podremos hacer uso de dos en simultáneo. Esto llevará a que utilicemos más balas, claro, pero los enemigos tardaron mucho menos en morir. Como si esto fuera poco, el juego nos permite apuntar a dos objetivos diferentes a la vez. ¿Ven cómo todo se va complementando? Ahora podemos entrar a una sala en cámara lenta, dar un salto en forma de pirueta y atacar a dos enemigos (o cuatro o seis) sin que tengan tiempo de reaccionar.
Para el momento en que se acabe la cámara lenta, veremos al protagonista rodeado de cadáveres. Todo lo que fue planeado meticulosamente lleva apenas unos segundos, y cada habitación a la que entremos es una nueva oportunidad de jugar con estos elementos. Claro que es fácil también quedarnos expuestos, pero por fortuna podemos esquivar por unos segundos girando como si fuéramos una bailarina de ballet, volviéndonos invencibles por ese período y pudiendo disparar durante el giro, aunque con menos precisión que apuntando manualmente. Si todo lo demás falla y tenemos un enemigo cerca, podemos también patearlo, y lo mismo ocurre con los objetos que encontremos.
Nunca creí que me divertiría tanto con una sartén.
Hablando de objetos, tal como la banana flotante que nos acompaña, hay algunas elecciones bastante curiosas en My Friend Pedro. Si un enemigo tiene el desafortunado episodio de terminar descuartizado por nuestras armas de fuego (en particular por la escopeta) podremos patear las cabezas o torsos que queden en el escenario. También hay barriles a los que nos podemos subir para ganar velocidad y altura, pero a su vez son perfectos como trampas mortales. Por ocasiones hay una patineta que podemos usar. Pero hay un objeto de cocina que me llevó de sorpresa, y sólo voy a decir que nunca creí que me divertiría tanto con una sartén.
Es la prueba de la locura que son las físicas del juego. Este objeto puede ser lanzado por los aires con una patada, y una vez allí, podemos dispararle para ver cómo las balas rebotan y llegan a múltiples enemigos en una partes totalmente distinta de donde estamos. Es increíble de ver, pero también es muy útil y nos da una gran ventaja más allá del espectáculo. Dicho show siempre recibe un puntaje al terminar un nivel, y obtendremos una C, B o A dependiendo cómo nos fue. Algunos de los parámetros son el tiempo que nos llevó alcanzar el final, si morimos o no, y todas las pequeñas maniobras o trucos que hicimos en el camino.
Los escenarios son bastante rudimentarios, pero hay variaciones que agregan un toque especial y rompen con lo monótono. El diseño de niveles acompaña perfectamente nuestro ejército de movimientos, e incluso por momentos nos toparemos con trampas o puzzles muy sutiles que se tratan más de calcular una serie de acciones que de buscar objetos. Lasers que sólo se pueden desactivar disparando al interruptor correspondiente, torretas o incluso bombas son algunas de ellas. Todo esto sumado a los enemigos que se nos cruzarán, claro.
Una serie de espectáculos
Sin embargo, no todo es color de rosas (¿bananas?) en My Friend Pedro. Para ser una experiencia que se trata de ser el encargado de dar un espectáculo visual mientras te enfrentas a cientos de enemigos, los jefes dejan mucho que desear. Los patrones son fáciles de reconocer y no presentan un gran desafío, haciendo de estos encuentros bastante simples y con falta de imaginación. La única excepción es un encuentro que se desbloquea dependiendo de lo que elijamos al final, por lo que no voy a arruinar sorpresas, pero el resto no impresionó. Por último, jugar en modo portable en Nintendo Switch hace que los controles se sientan algo raros, y más de una vez me olvidé de ciertas acciones por completo.
Pero la premisa está intacta desde el primer momento, y My Friend Pedro es una seguidilla de espectáculos que nosotros mismos coreografiamos. Es de los pocos títulos recientes que, luego de haber terminado de jugarlo, no he podido dejar de pensar al respecto. Tal vez no se destaque por una historia muy coherente o por sus jefes finales, pero el núcleo de la experiencia funciona. De hecho, funciona de maravilla.