Si se trata de videojuegos, el nombre de Atari ha estado generalmente asociado a quienes abrieron el camino para lo que vendría más tarde. Lo hicieron primero con arcades y consolas caseras en la década de los setenta y lo volvieron a hacer a mediados de 2000, aunque en un hecho que pasaría un poco desapercibido.
A mediados de 2005, Atari lanzó a la venta su Atari Flashback 2, la segunda versión de una suerte de miniconsola que replicaba, en un formato más conveniente, lo que fueron sus consolas del pasado. Tal como en la década siguiente Nintendo haría lo propio con la NES y la SNES mini, Atari volvía a adelantarse al ofrecer una consola hecha para el recuerdo y los nostálgicos de otra era.
La Atari Flashback 2 fue una réplica más pequeña de la Atari 2600, que venía con 40 juegos en la memoria interna. Y también contaba con dos controles, que eran a su vez copias casi exactas de los míticos joystick que contaban con una base cuadrada, un stick tipo palanca y un gran botón rojo en una de las esquinas. Si hay un control icónico asociado a Atari es este, y la Flashback 2 incluía un par de ellos.
La consola salió a la venta por un precio absolutamente módico, incluso para la época: apenas $30 dólares. Y la lista de juegos estaba repleta de clásicos como Asteroids, Pong, Combat, Pitfall, Centipede y un largo etcétera. Pero además, Atari se tomó la molestia de incluir títulos que nunca existieron en su versión original, prototipos que nunca se lanzaron en su tiempo como Combat 2, Wizard o Save Mary.
Esto último es casi un calco de lo que ocurriría años más tarde con la Super Nintendo Classic Edition y Star Fox 2, juego que se desarrolló por completo para la original SNES, pero que nunca se lanzó a la venta. Atari otra vez se adelantaba al resto, casi de manera accidental.
La Atari Flashback 2 (y la serie Flashback en general) tuvo una buena recepción por parte de los nostálgicos, principalmente gracias a su conveniencia. Y es que la mezcla entre precio, formato y cantidad de juegos incluidos la convertían en una compra a la que no había que darle muchas vueltas. Por otra parte, las piezas internas de la consola no eran algo tipo una Raspberry Pi, sino que estaba basada en la original Atari 2600. Y con algunas pequeñas modificaciones, incluso se podía hacer que la Flashback 2 utilizara los cartuchos originales de la 2600.
En general, se puede hablar de la Flashback 2 como un éxito: vendió cerca de un millón de unidades en una época en la que las consolas mini todavía no tenían el impacto que lograría Nintendo más tarde. Luego vendrían otras versiones de la consola que aumentarían el catálogo —la Flashback 9 sobrepasó el centenar de juegos— y reducirían aun más su tamaño.
Paradójicamente, lo que más le pesa a estos productos de Atari son sus juegos; los títulos diseñados en los setenta o a principios de los ochenta se sienten demasiado rudimentarios hoy día. Por ende, mientras las consolas mini de Nintendo tienen un atractivo más universal y se hacen muy interesantes incluso para la nueva generación de jugadores que llegaron tarde a la época de la Famicom, lo que ofrecieron la Atari Flashback 2 y sus sucesoras parece estar dedicado en exclusiva a quienes crecieron jugando Pong.