El nuevo coronavirus nos impactó de una forma que nadie esperaba: obligó a cambiar desde la manera de relacionarnos hasta cómo nos entretenemos. Justo a seis meses de la declaratoria de pandemia —el 11 de marzo de 2020— por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hacemos un balance sobre cómo (nos) ha cambiado la tecnología en el contexto de esta emergencia sanitaria.
Trabajo remoto
¿Nos dimos cuenta de que no necesitábamos salir todos los días de casa, abarrotar las calles y llegar a la oficina con el fin de realizar nuestras tareas laborales? Más vale tarde que nunca. El teletrabajo, a pesar de que no era un concepto nuevo, se instaló con una fuerza inusitada. Para algunos, representó un alivio, una forma de no tener que lidiar con todo aquello que conlleva el ritmo del centro laboral; para otros, simplemente fue perder, por lo menos, aquella “recreación” que permitía detonar ideas creativas (sí, esas idas por el café y discusiones de fútbol con el colega de turno tenían su encanto).
Eso sí, los usuarios tuvimos que hacer todo tipo de malabares para contar con un entorno tecnológico casero más o menos decente, con el propósito de llevar a cabo las actividades que solíamos hacer al interior de la oficina, desde comprar un segundo monitor hasta mejorar su conexión local de internet.
La gran pregunta que surge es: ¿regresarán a un centro de trabajo todos aquellos que sí pueden realizar sus tareas desde casa? Son dos factores los que nos hacen pensar que no: los ahorros que ya vieron los dueños de las firmas al no tener a todos en las oficinas y, en términos sanitarios, que la vacuna contra COVID-19 —su aplicación masiva— todavía se ve un poco lejana.
Videollamadas
Como eran las juntas en la oficina, las videollamadas se convirtieron en el pan de cada día de las personas en la “nueva normalidad”. Lo sabe bien Zoom, que tuvo un crecimiento en valor y usuarios que ni los mismos miembros de la compañía habían considerado.
Google también “abrió” a todos, sin pagar un solo dólar, su servicio Google Meet, aunque el plazo para gozar de este beneficio vence en septiembre de 2020, a menos que la tecnológica diga otra cosa.
En fin… que las reuniones virtuales se convirtieron en el medio para discutir ideas, colaborar en todo tipo de proyectos y, no podía faltar, tratar de pasar momentos de distracción con los colegas (con la bebida favorita en mano).
¿Las consecuencias? Que también nos hartamos de las videollamadas, o mejor dicho, nos fatigamos, tanto así que no tardaron en llegar los múltiples consejos para evitar caer en el mal de querer comunicarnos por medio del video para todo.
Si el teletrabajo se instala con fuerza (ahora sí), las videollamadas serán su extensión “natural”. El asunto será realmente utilizarlas cuando sea necesario y que no se conviertan en lo tedioso que eran las juntas de oficina.
Servicios digitales
Más que nunca, el hogar se reconfiguró en el espacio sustituto del exterior. A partir de la cuarentena, no fue más ese lugar que solo nos permitía llegar a dormir, protegernos de la naturaleza o pasar unas horas frente al televisor.
2020. pic.twitter.com/Gf5haY55e4
— Vladimir Aras ???? ???????? (@VladimirAras) September 3, 2020
Esas cuatro paredes se transformaron, sobre todo, en el restaurante, oficina, gimnasio, sala de cine y escuela. Sí, no todos tuvieron la oportunidad de quedarse en casa, ya que el sustento de su familia dependía de su actividad en el exterior, sin embargo, este espacio también se modificó para ellos, de una u otra manera, para dar respuesta a la nueva realidad que se está viviendo.
Mientras que algunos habrán optado por pagar una suscripción de Netflix por primera vez, otros más se dieron cuenta que no necesitaban ir a una tienda física para comprar desde los víveres hasta un simple foco (Amazon se ratificó como el gran almacén digital en el que se puede encontrar prácticamente cualquier artículo).
Las clases en línea también repuntaron, con la posibilidad de conectar a un universo de alumnos más amplio al no tener la limitación de un salón de clases físico con cierto cupo.
Justo quien escribe estas líneas empezó un diplomado el 6 de marzo de 2020 de manera presencial; todo iba bien hasta que empezaron las medidas de confinamiento. Para no suspenderse, se decidió que este continuaría de forma virtual, a través de Zoom, y parece que así finalizará. Los profesores, contenidos y alumnos se adaptaron. Sí, hubo resistencia e ideas de que la experiencia no era la misma en el ambiente de los ceros y unos, sin embargo, nuevamente, ¿quién estaba preparado para la emergencia sanitaria? Era adecuarse o… tirar todo por la borda.
Afortunadamente, los servicios digitales han madurado lo suficiente como para dar una experiencia satisfactoria aun en el confinamiento. Sí, Zoom ha tenido sus caídas y asuntos de privacidad que resolver, pero lo que no se puede negar es que la crisis por el nuevo coronavirus pudo ser peor para los usuarios, de no haber tenido todo el menú de plataformas en línea que existe en la actualidad.
Ferias de tecnología y eventos en vivo
De verdaderos espectáculos físicos a simples exhibiciones virtuales, así es como la pandemia modificó las principales ferias de tecnología de consumo, desde CES hasta IFA, pasando por el Mobile World Congress. Por lo menos en 2020, impensable pensar en mostradores con concentraciones de personas para ver las últimas novedades de las tecnológicas.
Los eventos de lanzamiento de producto, si bien siguen celebrándose, prescindieron del público: invitados especiales y prensa. Se «desangelaron» un poco. Será interesante ver cómo Apple sustituye aquellas (exageradas) impresiones de la audiencia cuando llegaba el momento de conocer la nueva generación del iPhone (este 15 de septiembre de 2020 se verá qué trae entre manos).
¿Será que ha llegado el momento de dejar “descansar” las presentaciones con público para dar paso a las 100 por ciento virtuales? A estas alturas, la idea ya no es nada descabellada.
Hacia una «nueva normalidad»
Con estas reflexiones, queda claro que la pandemia dejó más secuelas de las que cualquiera hubiera pensado, y seguirá cambiando las cosas ahora camino hacia la «nueva normalidad”.
También se puede hablar de una nueva adaptación tecnológica en este contexto, una que afianzará el trabajo remoto o los servicios digitales, por ejemplo. Es verdad que el proceso puede desencadenar asuntos como la fatiga de Zoom o el exceso de trabajo por el hecho de laborar desde casa, pero ahí es donde entra el equilibrio que logre cada uno de los usuarios.
Jamás será un buen momento para una pandemia, lo cierto es que a seis meses de la declaratoria de la que estamos viviendo, la tecnología ha hecho que sea más llevadera en más de un sentido.