Hoy se celebra el Día Mundial de la Arquitectura. Es una buena instancia para destacar algunos de los más importantes adelantos arquitectónicos de este tiempo, que sin duda elevan lo mejor del ingenio humano.
Pero también es un día en que podemos apreciar aquellas obras que en un momento fueron concebidas imaginando cómo sería el futuro, pero que hoy sobreviven apenas convertidas en ruinas.
La mayoría de ellas resultó ambiciosa y rupturista para su época, casi una respuesta revolucionaria para un futuro que se vislumbraba incierto, pero que se intuía favorable.
Hubo espacio para todo: casas y edificios en forma de platillos voladores, hasta construcciones preparadas para aguardar un futuro post apocalíptico. Visitarlas ahora constituye un interesante viaje al pasado para conocer cuáles eran nuestros principales temores e ilusiones.
“Quiero creer”
El fenómeno OVNI, literalmente tomó vuelo, a partir de la segunda mitad del Siglo XX. La inquietud respecto a este tema también se extendió al ámbito de la arquitectura.
Un buen ejemplo de esto es el Monumento Buzludzha, inaugurado por el Partido Comunista de Bulgaria en 1981.
La construcción buscaba ensalzar el modelo comunista presente en aquel tiempo en el país, así que las autoridades soviéticas de la época pensaron que una buena manera de hacerlo era dándole al edificio un innovador aspecto de platillo volador.
Un platillo volador gigante posado sobre los imponentes cerros búlgaros.
En su edificación participaron seis mil trabajadores, además de los artistas búlgaros más relevantes de la época. Ellos se ocuparon de la rica decoración interior, donde no faltó el lujo y la ostentación.
La construcción tardó siete años y fue erigido en la montaña Buzludzha, a 1,441 metros de altitud, donde en 1891 fue fundado el primer grupo socialista organizado de Bulgaria.
Sin embargo, la decadencia de esta gran obra comenzó en 1989 con la disolución del Partido Comunista de Bulgaria. Desde ahí, el monumento pasó a manos del Estado que determinó cerrarlo.
Hoy está en ruinas, sin embargo, es visitado frecuentemente por entusiastas que han convertido a este inmenso Ovni-edificio en un verdadero objeto de culto.
Esta temática OVNI también fue aplicada en la ciudad Shanzi, un innovador complejo de residencias con forma de platillo volador levantadas en aquella localidad de Taiwán.
Estas casas empezaron a ser construidas en 1978, originalmente estaban pensadas para funcionarios militares de Estados Unidos, a los cuales se les ofreció como un interesante complejo turístico.
Sin embargo, el levantamiento de estos hogares debió ser cancelado dos años después, debido a distintos factores.
De todas formas, estas residencias en forma de OVNIs consiguieron llamar la atención y han sido retratadas en distintas esferas de la cultura popular: han aparecido en películas , programas de MTV, fotografías y comerciales.
Posteriormente fue conocida con el nombre de ciudad fantasma o con el poco auspicioso apodo de “las ruinas del futuro”. Pero ya ni siquiera quedan ruinas, porque este ambicioso proyecto fue demolido en 2008.
Una maravilla futurista caída en desgracia
El Helicoide es considerado uno de los edificios más representativos de Caracas, Venezuela. Su primera etapa de construcción terminó en la década de los sesenta.
En ese tiempo, el recinto estaba destinado a convertirse en el centro comercial más lujoso de toda Latinoamérica.
Originalmente, consideraba, además del mall, un hotel cinco estrellas, un parque y un palacio de espectáculos, entre otras sofisticadas y avanzadas particularidades para aquella época.
Sin embargo, fue abandonado por falta de presupuesto y ha pertenecido al Estado desde los años ochenta.
Actualmente funciona como sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional.
El Helicoide representa la visión más progresista de una nación ambiciosa. En su tiempo, su diseño vanguardista y osado fue aplaudido por Salvador Dalí y Pablo Neruda.
La Casa Sperimentale
Cuando hablamos de un caprichoso diseño pensado en el futuro, la Casa Sperimentale (experimental en italiano) resulta un atractivo ejemplo digno de ser nombrado.
Esta residencia fue construida por los arquitectos y esposos Giuseppe Perugini y Uga de Plaisant, en las afueras de Roma a finales de los años sesenta.
Fue concebida como una casa en un árbol para pasar el periodo de vacaciones, pero terminó convirtiéndose en un singular edificio de marcadas formas geométricas.
El proyecto fue abandonado, pero su llamativo estilo pasó a convertirse en una especie de banco de pruebas de novedosas técnicas de construcción, donde se promovía una idea de trabajo colectiva en respuesta a la monumentalidad propia del fascismo italiano.
El mismo Perugini la ha definido como un juguete familiar o un gran laboratorio, es decir, una casa sperimentale.
¿Y qué pasa hoy?
Resulta interesante conocer las ruinas de lo que alguna vez fueron ambiciosas construcciones futuristas.
Es un ejercicio que invita a la reflexión, especialmente si tomamos en cuenta los edificios más modernos de nuestros días.
El Burj Khalifa, en Dubái, considerado el más moderno en la actualidad, es una inmensa torre de 828 metros de altura, la más alta del planeta.
Su diseño nos puede hacer pensar sobre la ambición del ser humano y la necesidad de ostentar tan propia de estos tiempos. ¿Cómo mirarán a esta torre los habitantes del futuro cuando esté convertida sólo en ruinas?